Estados Unidos y la OTAN respondieron formalmente este miércoles a las garantías de seguridad exigidas por Rusia, tendiendo la mano de la de diplomacia pero avisando de que habrá "graves consecuencias" para Moscú si opta por una nueva invasión a Ucrania.

En medio de la escalada de tensiones por la concentración de tropas rusas en la frontera con Ucrania, tanto Washington como la Alianza Atlántica cumplieron con el plazo marcado la pasada semana para responder a Moscú. La misiva de EE.UU. fue entregada en Moscú por el embajador estadounidense en Rusia, John Sullivan, en el Ministerio de Exteriores ruso.

Un documento que según dijo el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, en rueda de prensa en Washington, "incluye las preocupaciones de EEUU" y sus socios "sobre las acciones de Rusia que socavan la seguridad" así como "una evaluación de principios y pragmática de las preocupaciones expresadas por Rusia".

LA PELOTA ESTÁ EN EL CAMPO RUSO

Ahora "la pelota ahora está en el campo ruso", remarcó Blinken, al señalar que Moscú debe decidir si escoge el camino de la democracia o la confrontación.

Si bien no quiso detallar el contenido de la carta para dar espacio a "conversaciones confidenciales", reiteró el rechazo de Washington a negar la adhesión de Kiev a la OTAN, algo solicitado por Moscú.

"La puerta de la OTAN está abierta, sigue abierta, y ese es nuestro compromiso", afirmó el jefe de la diplomacia estadounidense.

No obstante, se mostró dispuesto a trabajar junto a Moscú en una propuesta de "transparencia recíproca" sobre los movimientos militares y acordar el control armamentístico en la zona.

A juicio del jefe de la diplomacia estadounidense, la misiva "establece una serio camino diplomático, si Rusia lo decide", aunque también insistió en que Washington está "listo" para imponer sanciones a Rusia que tendrían "graves consecuencias" si opta por la agresión a Ucrania.

El secretario estadounidense informó, asimismo, que espera tener una conversación "en los próximos días" con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, para discutir la posición rusa.

Las garantías de seguridad exigidas por Rusia incluyen poner freno a una mayor expansión de la Alianza, en particular a Ucrania y Georgia, el cese de toda cooperación militar con las antiguas repúblicas soviéticas y la retirada de las tropas y armamentos de la OTAN a las posiciones que ocupaban antes de 1997.

LA OTAN REFUERZA SU PRESENCIA EN LA REGIÓN

Poco después de las declaraciones de Blinken, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, indicaba que había respondido también a Rusia "en paralelo a Estados Unidos".

"Si bien esperamos y trabajamos para una solución buena, la desescalada, también nos preparamos para lo peor", señaló Stoltenberg en conferencia de prensa.

Por ello, advirtió que junto con los esfuerzos "en la vía del diálogo", la OTAN también "ha incrementado la presencia, incluidas las regiones del mar Negro y Báltico, con más barcos y aviones".

Con ese aumento, remarcó, se busca supervisar el desarrollo de los acontecimientos en torno a Ucrania así como proporcionar "tranquilidad" a los aliados.

Mientras continúan los esfuerzos diplomáticos, Washington sigue preparándose para un escenario de confrontación con la entrega de más material militar a Kiev y la recomendación de sus ciudadanos en Ucrania a abandonar el país ante la potencial invasión.

Moscú mantiene, mientras tanto, más de 100.000 tropas desplegadas en diversos puntos de su frontera con Ucrania, algo que para la inteligencia estadounidense podría apuntar a un ataque inminente.

Este miércoles, la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, indicó que los informes apuntan a que el posible ataque se produciría de aquí a mediados de febrero.