- El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, aseguró ayer por primera vez desde el estallido de los disturbios antigubernamentales que la situación en la república centroasiática se está estabilizando, mientras lanzó una purga en las filas de los órganos de seguridad entre acusaciones de alta traición. “La situación avanza hacia la estabilización”, informó Tokáyev por teléfono a su colega ruso, Vladímir Putin, según informó el Kremlin.
Tras varios días de especulaciones sobre quién es la mano negra tras los disturbios, se informó de la detención por “alta traición” del exjefe del Comité de Seguridad Nacional (CSN) Karim Masímov, destituido junto al resto del Gobierno el pasado 5 de enero. Masímov, que ejerció los cargos de primer ministro y jefe de la Administración presidencial antes de asumir en 2016 la dirección del CSN, podría ser condenado a 15 años de cárcel.
El antiguo asesor presidencial, Ermujamet Ertisbáev, le acusó ayer de ocultar durante años la presencia de campos de entrenamiento, donde se habría instruido a los participantes en los actuales disturbios.
La purga ha alcanzado también al subjefe del Consejo de Seguridad de Kazajistán, Azamat Abdimomúnov.
Las protestas continuaron en el oeste del país, origen de las actuales tensiones tras el aumento de los precios del gas licuado, principal combustible en las regiones bañadas por el mar Caspio, pero amainó la violencia de los disturbios callejeros.
Tokáyev y Putin intercambiaron opiniones sobre las medidas de fuerza adoptadas para restablecer el orden en el país, donde vive una amplia minoría rusa. El presidente kazajo hizo caso al Kremlin y ordenó “tirar a matar” contra los participantes en las protestas, tanto a manifestantes pacíficos como violentos y maleantes.
Además, el líder kazajo propuso celebrar en breve una videoconferencia de los líderes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), encabezada por Rusia y que atendieron hace dos días su solicitud de enviar un contingente de pacificación al país.
Tokáyev destacó ayer que, gracias al despliegue de tropas de los países aliados, Kazajistán ha podido enviar refuerzos al epicentro de los disturbios, Almaty, para participar en la “operación antiterrorista”. El grueso de las tropas de la OTSC lo componen fuerzas aerotransportadas rusas.
Los tiroteos continuaron ayer en las calles de Almaty, antigua capital kazaja, por donde circulaban blindados y camiones militares. Los atacantes se escondían en los parques de la ciudad y algunos incluso portaban uniformes de policía.
Un adolescente de 15 años resultó gravemente herido al recibir un disparo cuando iba en coche con su padre. Las autoridades confirmaron también la muerte de otro niño de 11 años, alcanzado el 5 de enero por una bala perdida, y de un ciudadano israelí de 22 años.
Mientras, los manifestantes siguen congregados en el corazón de la ciudad de Zhanaozen (oeste), donde se encendió a principios de año la mecha que amenaza al país más estable y rico de Asia Central.
A día de hoy, las autoridades han detenido a más de 4.000 personas, a lo que hay que sumar varias decenas de muertos, entre transeúntes, manifestantes, hombres armados y miembros de las fuerzas de seguridad.