- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, celebrarán hoy una esperada cumbre virtual que estará enfocada en las crecientes tensiones en torno a Ucrania ante el temor de Occidente a un ataque ruso a gran escala contra su vecino este invierno. “Creemos que será una videoconferencia larga y sustancial”, dijo ayer el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Se trata de la segunda cumbre entre Putin y Biden este año después de que ambos se reunieran en junio pasado en Ginebra, donde acordaron iniciar un diálogo sobre ciberseguridad, retomar las conversaciones sobre estabilidad estratégica y control de armas nucleares, y eliminar los obstáculos al trabajo de las legaciones en EEUU y Rusia.

Peskov explicó que ambos mandatarios analizarán “el cumplimiento de lo acordado” en la ciudad suiza para ver si algunos de los asuntos necesitan más atención que otros.

Ucrania será uno de los principales temas de discusión entre los dos líderes, confirmó ayer el Kremlin. Las alarmas en Occidente se encendieron después de unas publicaciones en la prensa estadounidense a principios del mes pasado sobre una concentración de decenas de miles de tropas tusas en la frontera con Ucrania. De acuerdo con la inteligencia de EEUU, el posible ataque contra Ucrania, que calcula para principios de 2022, “involucraría a hasta 175.000 efectivos”.

Los servicios de inteligencia de Ucrania calculan por contra que, en las fronteras del país, Rusia acumula actualmente más de 94.000 soldados y consideran que el momento más probable de un eventual ataque sería a finales de enero de 2022.

Mientras que el presidente estadounidense dejará claro a su homólogo ruso que mejor se lo piense dos veces antes de atacar a Ucrania, Putin quiere plantear a Biden su propuesta de que haya garantías legalmente vinculantes de que la OTAN no se expanda más hacia Rusia y que no despliegue “armamento amenazante” en territorio ucraniano. Para Putin, esa es una línea roja que tendría consecuencias, según ha dicho él mismo la semana pasada.

Moscú quiere dar la vuelta al discurso de Occidente y acusa a Ucrania de querer recuperar por la fuerza el Donbás, donde se enfrentan desde 2014 el Ejército ucraniano y los separatistas prorrusos y donde Rusia ha repartido más de 600.000 pasaportes.

Además de Ucrania, ambos líderes hablarán de las maltrechas relaciones bilaterales, la situación en torno a Afganistán, Irán, Libia y Siria, así como la pandemia y el clima.

En este contexto, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, aseguró ayer que el Ejército ucraniano es capaz de abortar “cualquier plan invasor del enemigo”, en alusión a la concentración de tropas rusas en la frontera. “Durante su más reciente historia el ejército ucraniano ha atravesado un difícil camino hacia la formación de una estructura militar preparada, altamente organizada, segura de sus propias fuerzas y capaz de abortar cualquier plan invasor del enemigo”, aseguró el presidente Zelenski, que realizó estas declaraciones con ocasión del 30 aniversario de la creación de las Fuerzas Armadas de Ucrania tras su independencia de la Unión Soviética.

También rindió tributo a los soldados que han defendido en los últimos años la integridad territorial del país, escenario desde 2014 de un conflicto con las milicias prorrusas en el Donbás, que ha dejado más de 14.000 muertos. “Estoy seguro de que las Fuerzas Armadas de Ucrania seguirán defendiendo de manera fiable la libertad e independencia de nuestro Estado”, afirmó.

Mientras, la Armada rusa comenzó ayer sus ejercicios de invierno sobre el mar Negro con sobrevuelos de más de 20 aviones y helicópteros. Los pilotos de la Flota rusa del mar Negro practicaron el seguimiento de buques de guerra de hipotéticos enemigos y ataques con misiles contra objetivos navales, según la agencia oficial TASS.

Los ejercicios se producen en un momento en el que Rusia se queja de la presencia cada vez más frecuente de destructores de EEUU y de la OTAN en el mar Negro.