- Tras varios días de velados cruces de reproches y amenazas con la situación de Ucrania como eje de la disputa, Estados Unidos y Rusia se vieron ayer cara a cara en un encuentro protagonizado por el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Antes de este encuentro, Blinken matuvo otra reunión con el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba.
La reunión anual del Consejo Ministerial de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) celebrada en Suecia fue el escenario de la cita entre Blinken y Lavrov, en la que el estadounidense pidió a Moscú que retire sus tropas de la frontera ucraniana, mientras que el diplomático ruso criticó lo que califican como “juegos geopolíticos” de Washington.
En el encuentro, el secretario de Estado estadounidense pidió a Rusia que respete la soberanía de Ucrania y que retire sus tropas junto a la frontera para contribuir a que disminuya la tensión en la zona. “Pedimos a Rusia que respete la soberanía y la integridad territorial de Ucrania y que haga que sus fuerzas regresen a posiciones normales y pacíficas”, declaró tras la reunión.
Blinken se mostró “muy preocupado” por las “evidencias” que apuntan a que Moscú planea una “agresión” contra Ucrania y acusó al Kremlin de no cumplir con los acuerdos de Minsk de 2015 para poner fin al conflicto bélico. “La política es la única forma responsable de resolver esta crisis, estamos listos para apoyar esa línea”, dijo.
Antes de la cita con Lavrov, el secretario de Estado de EEUU se reunió el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba, encuentro en el que analizaron las medidas para disuadir a Rusia ante el temo a un posible ataque ruso contra Ucrania. Trabajamos de cerca en un paquete integral de disuasión, que incluye sanciones económicas fuertes, a fin de desmotivar a Rusia de más movimientos agresivos”, señaló Kuleba.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que Rusia no quiere “ningún conflicto” y llamó a EEUU a dejar de hacer juegos geopolíticos y se avenga a cooperar en la solución de la crisis ucraniana. “No queremos ningún conflicto”, declaró Lavrov al inicio de la reunión con Blinken, la segunda que mantienen ambos desde la cita de mayo en Reikiavik.
Lavrov subrayó que la situación internacional es, “efectivamente, muy tensa” y que “la única salida”, en su opinión, es “buscar un equilibrio de intereses”. “Estamos interesados en aunar esfuerzos para el arreglo de la crisis ucraniana. Nuestros colegas estadounidenses han dicho más de una vez que quieren ayudar, sin romper el formato de Normandía (Rusia, Ucrania, Francia y Alemania), restableciendo un canal de diálogo que ya existía durante la anterior Administración. Estamos dispuestos a ello”, señaló, en alusión al conflicto en el Donbás.
El ministro ruso también recordó las garantías de seguridad que el Kremlin quiere pedirle a la OTAN para garantizar que no proseguirá su expansión hacia Rusia. “Una nueva ampliación de la OTAN hacia el este afectará sin ninguna duda a los intereses fundamentales de nuestra seguridad”, señaló.
Blinken y Lavrov hablaron además del funcionamiento de las legaciones diplomáticas de sus países en Moscú y Washington a raíz de una drástica reducción del número de sus empleados en medio del aumento de las tensiones bilaterales.
Rusia ha desplegado sistema de misiles costeros Bastión en las islas Kuriles, archipiélago bajo control ruso desde el fin de la Segunda Guerra Mundial pero que es reclamado por Japón, informó ayer el Ministerio de Defensa. “Los sistemas Bastión fueron puestos en servicio en la isla Matua (del archipiélago de las Kuriles)”, señaló el departamento castrense en su canal de televisión Zvezda. Los sistemas de defensa costera Bastión están armados con proyectiles supersónicos Onix, capaces de alcanzar objetivos a 500 kilómetros. Previamente, los militares rusos infomaron de la creación de un aeródromo en Matua para recibir pequeñas aeronaves.
Moscú y Tokio llevan mas de siete décadas sin firmar el tratado de paz tras el conflicto de la Segunda Guerra Mundial debido al contencioso territorial por cuatro islas Kuriles, arrebatadas a Japón por la Unión Soviética. Tokio reclama las islas Iturup, Kunashir, Shikotan y Habomai y confía en recuperar al menos la soberanía de dos de ellas, opción definida en la Declaración Unión Soviética-Japón de 1956, según el Gobierno nipón.