- El primer ministro británico, Boris Johnson, admitió ayer a regañadientes que los problemas de desabastecimiento que sufre el Reino Unido podrían llegar hasta las Navidades, pero reiteró que no recurrirá a la “inmigración descontrolada” para solucionarlos.
En una entrevista con la BBC, Johnson se mostró a la defensiva ante las preguntas de uno de los más inquisitivos entrevistadores de la cadena pública, Andrew Marr, y trató de salir indemne en el día en que el Partido Conservador inauguraba su congreso anual en Manchester (norte de Inglaterra).
Preguntado sobre unas declaraciones del ministro de Economía, Rishi Sunak, en las que este no descartaba que la crisis de suministro alcance a las Navidades, el primer ministro respondió: “Rishi siempre tiene razón en lo que dice”.
Para Johnson, los problemas que sufre la economía británica y que amenazan con ensombrecer el congreso, responden al “período de ajuste” del mercado laboral tras el Brexit y por la rápida recuperación pospandemia. “Lo que vemos son las presiones y las tensiones que sufre una economía que es la que más crece de los países del G7”, insistió una y otra vez Johnson para quitar hierro a las crisis en varios sectores.
El desabastecimiento se ha notado con especial fuerza en los últimos días en las gasolineras del país, que no reciben combustible debido a la falta de camioneros, pero también empieza a haber escasez de productos alimentarios en los supermercados.
La falta de mano de obra que anteriormente llegaba de otros países de la Unión Europea también está provocando la preocupación de los ganaderos, que se pueden ver obligados a sacrificar a decenas de miles de animales por la escasez de trabajadores en los mataderos.
Johnson defendió la salida de su país de la UE como una forma, precisamente, de no tener que recurrir a trabajadores con bajos salarios y obligar así a que las empresas remuneren mejor a sus empleados. “La forma de avanzar no es tirar de la palanca de la inmigración descontrolada y permitir que entre un gran número de gente”, dijo Johnson, en alusión a las duras restricciones vigentes para que los comunitarios consigan un visado de trabajo en el Reino Unido.
“Durante décadas hemos dependido de personas muy trabajadoras que venían sobre todo de los países de la ampliación de la UE, que estaban dispuestas a hacer esos trabajos por un salario bajo y por eso ahora no son atractivos”, agregó.
El primer ministro insistió en que el problema concreto de las gasolineras se debe al aumento de demanda por el “efecto llamada” que ha causado entre los conductores la penuria de combustible, y recordó que la escasez de camioneros afecta a otros países como Estados Unidos, China o Polonia.
El líder tory tuvo también que responder por su decisión de subir las cotizaciones sociales para financiar la sanidad pública, algo que había descartado por completo en su programa electoral. Arguyó que ha debido enfrentarse a una pandemia y por ello se ha visto “obligado” a tomar medidas que no habría deseado. “No quiero subir más impuestos”, dijo Johnson, sin descartar que pueda hacerlo si las arcas del Estado lo necesitan para sufragar la descomunal deuda acumulada por la pandemia.
El primer ministro defendió también que los salarios están subiendo a una velocidad sin precedentes, algo que el entrevistador puso también en cuestión al recordar que la Oficina Nacional de Estadísticas alertó que en el último trimestre la inflación crecía más que los sueldos, lo que deriva en una pérdida de poder adquisitivo.
Johnson cerrará con el clásico discurso ante la militancia el congreso tory el próximo miércoles, cuando se espera que detalle sus planes para “reequilibrar” el país, eje de la segunda parte de su mandato que quiere convertir en su mayor arma para consolidar los avances de su partido en el norte de Inglaterra.
“La situación se debe al ajuste del mercado laboral tras el Brexit y a la rápida recuperación pospandemia”
Primer ministro británico