El Pentágono ha anunciado este lunes que el último avión militar estadounidense ha despegado desde Kabul, poniendo fin a la evacuación de civiles y tropas que permanecían hasta el momento en Afganistán y a la presencia militar desde hace 20 años en el país centroasiático.
Así lo ha anunciado el jefe del Comando Central de Estados Unidos, el general Frank McKenzie, desde el cuartel general en la Base de la Fuerza Aérea MacDill en Florida, donde ha precisado que "la retirada de esta noche significa tanto el final del componente militar de la evacuación como el final de la misión de casi 20 años que comenzó en Afganistán poco después del 11 de septiembre de 2001".
Este último avión militar estadounidense ha despegado a medianoche justo antes de que venciera el plazo establecido por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para la retirada del país del 31 de agosto.
Asimismo, se ha referido al costo de estos 20 años: "Un total de 2.461 militares y civiles estadounidenses murieron y más de 20.000 resultaron heridos de los más de 800.000 militares y 25.000 civiles que sirvieron al país en Kabul".
Aunque la evacuación militar ha finalizado, McKenzie ha precisado que proseguirá "la misión diplomática para asegurar la salida de más ciudadanos estadounidenses y afganos elegibles que quieran irse". Precisamente en este último vuelo ha abandonado el país el embajador estadounidense, Ross Wilson, y el mayor general del Ejército de Estados Unidos, Chris Donahue.
Se trata de la "mayor evacuación de no combatientes" que ha llevado a cabo Estado Unidos, que desde el 14 de agosto ha evacuado a 79.000 civiles, incluidos 6.000 estadounidenses y más de 73.000 afganos y de otras nacionalidades, según las cifras del Pentágono.
"En total, los aviones estadounidenses y de la coalición se combinaron para evacuar a más de 123.000 civiles, todos ellos habilitados por miembros del servicio militar estadounidense que estaban asegurando y operando el aeródromo", ha detallado McKenzie.
No obstante, el general ha lamentado que no han logrado sacar "a todos los que querían salir", aunque ha apuntado a que si la misión se hubiese "quedado otros diez días", "tampoco habríamos sacado a todos los que querían salir y todavía habría gente que se hubiera sentido decepcionada con eso". "Es una situación difícil", ha dicho según recoge un comunicado del Departamento de Defensa.
En este sentido, ha reconocido que avisó de "graves consecuencias" en su encuentro con representantes de los talibán en Doha, en caso de que estos interferirían en la operación de evacuación, si bien ha reconocido que el grupo fue "muy pragmático" y "práctico" durante estas conversaciones y el proceso.
Asimismo, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), ha anunciado que "con efecto inmediato", el aeropuerto de Kabul ya no está bajo su control y que "no hay control de tráfico aéreo ni servicios aeroportuarios disponibles". "Las aeronaves que operen hacia, desde o a través de Kabul para aterrizar en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai deben extremar las precauciones", ha agregado.
Por su parte, el enviado especial de Estados Unidos para Afganistán, Zalmay Khalilzad, ha apuntado que con la partida de su país, los afganos se "enfrentan a un momento de decisión y oportunidad". "Esta es la oportunidad de poner fin a su guerra también", ha escrito en su cuenta de Twitter. También, ha señalado que los talibán "se enfrentan a una prueba". "¿Pueden llevar a su país a un futuro seguro y próspero donde todos sus ciudadanos, hombres y mujeres, tengan la oportunidad de alcanzar su potencial?", ha cuestionado.
Tras la salida del último avión militar estadounidense, se han escuchado disparos de celebración en Kabul, según informa CNN, mientras que vídeos que circulan por las redes sociales muestran a miembros de los talibán disparando y celebrando en una de las calles de la capital.