La organización Human Rights Watch (HRW), especializada en la situación de los Derechos Humanos en todo el mundo, ha denunciado este sábado que la crisis del coronavirus en Birmania ha entrado en una "espiral fuera de control" tras el golpe de Estado militar del 1 de febrero, en particular en las cárceles del país.
"La escalada de arrestos por motivos políticos desde el golpe militar del 1 de febrero se ha correspondido con un aumento de las infecciones en las cárceles insalubres y superpobladas del país, donde el acceso a la atención médica es deficiente", ha denunciado el investigador de HRW para Birmania, Manny Maung.
Según la ONG han sido confirmados más de 600 casos de coronavirus en las cárceles birmanas mientras el país registra ya más de 4.000 contagios diarios, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad.
La situación ha llegado a tal punto que, el pasado 8 de agosto, los presos de la cárcel de Obo, en Mandalay, realizaron una protesta tras la muerte por coronavirus de un activista pro democracia, identificado como Maung Maung Nyein Tun, un médico de 45 años que había sido detenido el 13 de junio por participar en el llamado Movimiento de Desobediencia Civil contra los militares.
El 23 de julio, estalló otra protesta en la prisión de Insein, en Rangún, debido al empeoramiento del brote de coronavirus en sus celdas y la muerte de Nyan Win, un destacado miembro de la Liga Nacional para la Democracia, el partido elegido de manera democrática para desempeñar el poder hasta el golpe de Estado. Hasta el 9 de agosto, al menos 12 reclusos de Insein habían muerto por la enfermedad. Además, según los informes de los medios locales que baraja HRW, solo 600 de los 9.000 presos de la prisión de Insein han recibido la vacuna y pocos son examinados o reciben tratamiento médico adecuado.
"Los detenidos liberados nos han dicho que se toman pocas medidas para detener la propagación del virus, que las mascarillas son insuficientes y que las condiciones sanitarias son pésimas", lamenta el investigador de HRW.
La organización pide a las autoridades de Birmania que lleven a cabo "pruebas generalizadas" a los reclusos, liberen a todos los que presentan un riesgo mínimo para la seguridad y hagan pública la información el estado del virus en las cárceles del país. "De lo contrario, el virus y la pérdida de vidas entre los presos continuarán descontrolados", concluye HRW.