iden ha anunciado que en breve dará a conocer su agenda económica que incluye una inyección de 4 billones de dólares (trillones en la numeración inglesa). Como el New Deal del presidente Franklin D. Roosevelt, el plan Biden apuesta por una vasta inversión en infraestructuras y otros recursos públicos. La segunda fase de dicho plan se dedicará a una inversión en "infraestructuras humanas" o la inversión de cientos de miles de millones de dólares en recursos escolares y universitarios como subsidios para el cuidado de menores, pago de matrículas universitarias y un programa nacional de bajas retribuidas.
En virtud de su agenda Build Back Better, Biden aboga por aumentar los impuestos a los ciudadanos con ingresos millonarios para sufragar su proyecto. Kamala Harris propuso varios cambios al código tributario, incluyendo la reforma de las medidas fiscales impulsadas por Trump en 2017. Biden aumentará asimismo los impuestos sobre las ganancias por la venta de activos para las personas con ingresos superiores a más de un millón de dólares anuales, aumentando efectivamente la tasa que pagan sobre esos ingresos del 20% al 39,6%.
La Casa Blanca ha añadido que propondrá aumentar el impuesto sobre el patrimonio de los herederos millonarios y que eliminará la disposición del código tributario que reduce los impuestos para los beneficiarios de la venta de bienes heredados como obras de arte u otras propiedades de gran valor. Finalmente, reforzará las políticas sobre fraude fiscal buscando reducir el número de estadounidenses ricos que evaden impuestos.
Todas las disposiciones fiscales se mantienen dentro del marco de su promesa electoral de no aumentar los impuestos a las personas o familias que ganan menos de 400.000 dólares al año.
Básicamente, la nueva administración pretende rectificar, aumentándolo, el grado de progresividad del sistema fiscal estadounidense.
En la mayoría de los estados se pagan diversos tipos de impuestos, al gobierno federal, al gobierno del estado y a los gobiernos locales pero, por lo que respecta al impuesto sobre la renta (income tax), la tributación es siempre progresiva, esto es, a un mayor nivel de renta le corresponde un mayor porcentaje de impuestos sobre la base imponible: Las personas con mayores ingresos pagan más, en proporción. Las personas con rentas mínimas pagan menos de un 5%, mientras que los más ricos aportan casi un 20% sobre la base imponible de sus ingresos.
Ésta es la norma para casi todas las personas físicas de la república, excepto para los poquísimos billonarios, que representan menos del 1% de la población. Este heterogéneo grupo de contribuyentes no suele tener una amplia base imponible por lo que, en lo que se refiere al impuesto sobre la renta, aporta menos de un 10%, casi la mitad que el grupo de contribuyentes inmediatamente anterior.
Los impuestos sobre la renta representan casi la mitad del total de la recaudación total anual y por tanto suponen la mayor fuente de ingresos fiscales de la república pero existen muchos otros tipos de impuestos, impuestos sobre el consumo (sale tax), impuestos sobre la nómina (payroll tax), impuestos sobre el patrimonio (estate tax), impuestos sobre la propiedad (corporate and property tax), derechos aduaneros que gravan productos importados e impuestos especiales que por lo general son impuestos indirectos sobre el consumo de algunos bienes particulares, como la gasolina, el alcohol o los juegos de azar€
Los impuestos sobre la propiedad gravan los bienes o negocios que poseen los ciudadanos o las corporaciones y las rentas que estos bienes generan. Por lo general, las personas más ricas poseen más propiedades por lo que en proporción este grupo de contribuyentes paga más que el resto, y en este caso sí son, en efecto, los multimillonarios el grupo que más aporta al fisco, cerca de un 10%.
Dado que los multimillonarios poseen más bienes, los impuestos sobre el patrimonio, basados en el valor actual de los activos que superen los 11,4 millones de dólares (a partir de 2019), afectan fundamentalmente a este sector. No obstante, cada estado tiene sus propios impuestos sobre el patrimonio, y algunos de ellos fijan límites más bajos y los bienes transferidos a los cónyuges están exentos de este impuesto.
Si añadimos los impuestos sobre la propiedad y sobre el patrimonio a los impuestos sobre la renta, los multimillonarios pagan más en proporción que el resto de la población, en torno a un 20% la base imponible por lo que, en lo concerniente a la suma de estos tres impuestos principales, el sistema sigue siendo progresivo.
Ahora bien, si nos fijamos en los impuestos sobre la nómina, observamos que existen graves disonancias en la progresividad del sistema fiscal. Un trabajador viene a pagar un 7,65% de sus ingresos en este concepto y la empresa debe pagar otro tanto, si bien las empresas suelen deducir esta cuantía del sueldo total del trabajador por lo que, en la práctica, son estos los que acaban pagando el 15,3% íntegro. Este impuesto no es progresivo, sino que se aplica por igual a todos los trabajadores, con independencia de sus ingresos y, además, los ingresos por encima de 130.000 dólares anuales no son imputables. El resultado de esto es que, integrando este impuesto en la fórmula total, los multimillonarios pagan casi la misma proporción que el 50% de la población con menos ingresos, entre un 13% y un 20% de la base imponible.
Además, los impuestos sobre el consumo gravan la compra de ciertos bienes y servicios y algunos de estos productos, como la gasolina o las bebidas alcohólicas, son gravadas mediante impuestos especiales. Obviamente, estos impuestos "indirectos" se pagan por igual, independientemente de los niveles de renta. Teniendo en cuenta que las personas con rentas bajas pagan lo mismo y que, en esencia, hay bienes de consumo que es necesario utilizar como la gasolina, ropa, comida, calefacción, electricidad€, el resultado neto es que, proporcionalmente, las personas más pobres acaban pagando más (casi el doble) en este concepto que las personas con más medios.
Si sumamos el pago de todos los impuestos señalados, el porcentaje sobre la base imputable de todas las personas -con independencia de sus ingresos- es prácticamente el mismo, en torno a un 25% o 31% de la base. Con excepción de los multimillonarios, que tan solo aportan alrededor de un 22%. A excepción del impuesto sobre la propiedad, las proporciones para el resto de los impuestos es notablemente menor que la del resto de los ciudadanos.
Biden quiere rectificar el sistema y esto lo ha convertido en un "bolchevique" a los ojos de algunos de los más prominentes cowboys del Partido Republicano. "Biden es el caballo de Troya del socialismo", afirmaba en Capitol Hill el senador Ted Cruz, y con una lógica aplastante concluía: "Biden está haciendo suyos los peores elementos del Partido Comunista Chino como reingresar al país en el Acuerdo Climático de París€ Hollywood ahora permite que el gobierno comunista chino edite y censure sus películas€ Hollywood mueve los hilos." Sinceramente, no sé a qué se refiere, pero Biden sólo está haciendo suyo el viejo adagio de James Baldwin, que teorizó sobre el empobrecimiento de la desigualdad: "Cualquiera que haya estado alguna vez inmerso en la pobreza sabe lo extremadamente caro que es ser pobre€".