- Un día después de que se declarara su victoria, el equipo del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, reveló sus planes para la transición de poder, con la pandemia, la recuperación económica, la desigualdad racial y la crisis climática como sus prioridades. Entre otras medidas, destaca el uso obligatorio de mascarillas, limitar las armas de la Policía para tratar de erradicar la violencia contra la población afroamericana y regresar al Acuerdo de París por el Clima.
A pesar de que Trump se niega a reconocer su derrota, Biden y la vicepresidenta electa, Kamala Harris, ya han adelantado que se preparan para afrontar "desde el día uno" los retos más urgentes del país. Tras dar el discurso de la victoria el sábado por la noche, en el que Biden declaró su intención de sanar las heridas de EEUU para acabar con la polarización, su equipo lanzó la página web oficial de la transición, donde detalló los planes del futuro gobierno.
Destaca la manera de abordar la pandemia, muy distinta a la de la Administración Trump, instalada en el inmovilismo. Biden, por su parte, asegura que el Gobierno federal actuará "rápido y con agresividad" contra el virus. Cabe recordar que EEUU es el país del mundo más afectado por la covid-19 y se aproxima ya a los 10 millones de casos, con más de 237.00 fallecidos, según los datos de la Universidad Johns Hopkins.
Biden hizo hincapié desde la campaña en "escuchar a la ciencia" para que las decisiones de salud pública serán explicadas por profesionales del sector, además de promover la transparencia y confianza en su futuro Ejecutivo. Este tono es opuesto al de Trump, que contradijo y puso en duda las recomendaciones de los expertos, incluidas las del inmunólogo Anthony Fauci, máximo responsable de la gestión médica del coronavirus y homólogo de Fernando Simón. Además, Trump llegó a reconocer que había minusvalorado adrede la gravedad del "virus de China", como él lo llama, en los primeros meses para que no cundiera el pánico.
El primero de los puntos del plan anticovid de Biden tiene como objetivo hacer obligatorio el uso de la mascarilla en la vía pública de todo el país, en colaboración con los gobernadores y los alcaldes. Esta medida contrasta de manera significativa con la actitud de Trump, que se negó a usar mascarilla en público durante meses y acabó contrayendo la covid-19 en octubre, e incluso llegó a burlarse del demócrata por utilizarla.
Otros puntos del plan son garantizar el acceso de gratuito a los test de la enfermedad; acabar con la escasez de equipos de protección individual de los profesionales sanitarios; y proporcionar recomendaciones "claras, coherentes y basadas en pruebas" sobre cómo cada comunidad debe afrontar la pandemia y que los recursos lleguen a las escuelas, pequeños negocios y familias. Otros ejes de las políticas sanitarias serán la distribución "efectiva" de los tratamientos y de las futuras vacunas, con una inversión de 25.000 millones de dólares para la fabricación y reparto de estas últimas.
Sorprende especialmente uno de los puntos, con un componente racista que supone un polémico guiño al electorado Trump: el nuevo presidente promete una serie de medidas para proteger a los mayores; y "reconstruir y expandir las defensas para predecir, prevenir y mitigar las amenazas de la pandemia, incluidas las que vienen de China", destaca el comunicado al igual que lo hacía Trump.
Aquí el plan marca el restablecimiento "inmediato" de la relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la que Trump retiró al país: El equipo de Biden reconoce que esta institución "no es perfecta" pero que resulta esencial para coordinar una respuesta global, cuando en el mundo hoy se han rebasado los 50 millones de casos. Al hilo de estos planes, Biden tiene previsto anunciar mañana, lunes, la formación de un grupo de trabajo para combatir la expansión del coronavirus, con la presencia de científicos, después de basar su campaña en las críticas al manejo de Trump de la pandemia.
En el aspecto económico en ningún momento menciona explícitamente el segundo paquete estímulo que lleva meses negociándose entre la Casa Blanca de Trump y los demócratas del Congreso, sin que las conversaciones hayan llegado a buen puerto, después de un primer rescate aprobado en marzo de 2,2 billones de dólares, el mayor de la historia de EEUU.
No obstante habla de ampliar la prestación por desempleo, de crear nuevos puestos de trabajo en tareas relacionadas en la lucha contra la covid-19 y de ayudas a los pequeños negocios y los emprendedores.
En cuanto a las desigualdades raciales, llaman la atención las medidas para acabar con la violencia policial frente a los afroamericanos, como dejar de proporcionar "armas de guerra" a los agentes, una comisión que supervise el comportamiento de los efectivos a nivel nacional y una prohibición federal de las inmovilizaciones por el cuello.
Para encarar la crisis climática, Biden se ha propuesto liderar el mundo en esta causa. Aparte de regresar al Acuerdo del Clima de París, del que EEUU se retiró el pasado miércoles de manera oficial a pesar de que Trump rompiera con el resto de potencias hace dos años. Biden, en cambio, se compromete a que EEUU llegue al objetivo de cero emisiones en 2050.
Esperan trabajar "muy de cerca". El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, manifestó ayer su deseo de trabajar "muy de cerca" con el presidente electo de EEUU, Joe Biden. "Una OTAN fuerte es buena para Europa y buena para Norteamérica" aseguró Stoltenberg, que manifestó su deseo por empezar a "trabajar muy de cerca con Joe Biden y Kamala Harris para fortalecer más la cooperación entre Norteamérica y Europa en los próximos años". Cabe recordar que Biden tiene un largo y controvertido historial de tintes belicistas. El demócrata ha votado sí a todas las invasiones que ha podido, Irak, Yugoslavia, Libia; e incluso se llegó a declarar sionista.