- Las posibilidades de un cambio sustancial en el sistema de inmigración en Estados Unidos son escasas y, encarado con un Congreso dividido no puede esperarse que el presidente electo, Joe Biden, dé al asunto la prioridad que le ha otorgado Donald Trump, advirtieron ayer expertos.
El Gobierno de Trump restringió el otorgamiento de asilo, separando a miles de menores de edad de sus familias migrantes indocumentadas y decretado la posible negación de visas de residentes legales a extranjeros.
Según explicó Sarah Pierce, analista del Instituto de Política Migratoria (MPI), muchas de estas medidas se aplican por decreto y solo pueden cancelarse por decreto.
Las decisiones de Biden podrían dar por terminado el Protocolo de Protección de Migrantes (MPP), por el cual EEUU envió a México y América Central a unas 60.000 personas que llegaron a la frontera pidiendo asilo y ahora aguardan el trámite de sus permisos, dijo Doris Meissner, exdirectora del entonces llamado Servicio de Inmigración y Naturalización. “Pero no se puede abrir las puertas de par en par”, agregó.
La orden de emergencia por la que las autoridades fronterizas pueden usar los criterios del Centro para Control y Prevención de Enfermedades (CDC) para rechazar a los migrantes sintomáticos de covid-19 es una medida hecha por decreto. “Biden no ha indicado qué hará con este decreto”, agregó Meissner.
“Biden ha prometido dar por terminadas muchas políticas de Trump, como la construcción del muro en la frontera, para la cual Trump pidió 15.000 millones de dólares”, recordó Jessica Bolter, otra analista de MPI. Aunque finalmente el Congreso no le asignó el dinero, lo que supuso una empergencia y una transferencia de fondos del Departamento de Defensa que actuamente está siendo investigada.
“Una de las acciones más fáciles para Biden sería el poner fin a la declaración de emergencia, pero entonces queda por decidir qué se hará con los fondos que ya se transfirieron pero no se han usado todavía”, finalizó Bolter.