- El discurso que el presidente Donald Trump pronunció el pasado jueves, en el que, volvió a denunciar un fraude electoral sin pruebas, ha supuesto una ruptura entre el mandatario y su círculo más íntimo de asesores del Partido Republicano, cuya cúpula guarda un escrupuloso silencio, y con su brazo de comunicación, el canal conservador Fox News, que podría incluso convertirse, contra todo pronóstico, en el primer medio que confirme la victoria de su rival demócrata, Joe Biden.
Las reacciones han vuelto a poner de manifiesto las diferencias entre Trump y el partido Republicano. Sin ir más lejos, la noche electoral del miércoles, después de que Trump llegara a declarar su victoria electoral en pleno recuento, el líder republicano en el Senado y, a todos los efectos, máximo responsable del partido fuera de la Casa Blanca, Mitch McConnell, no dejó lugar a dudas de su postura: “Decir que has ganado las elecciones y esperar a que termine el recuento son dos cosas distintas”.
De nuevo este viernes, McConnell se ha adscrito a la línea más o menos oficial que el Partido Republicano ha elegido para responder a esta polémica: solo se declararán como ilegales los votos cuyas irregularidades puedan ser demostradas por un tribunal; una declaración que minimiza la proclamación de fraude masivo del presidente.
McConnelll sigue así la línea marcada por el vicepresidente y portavoz republicano en la Casa Blanca, Mike Pence, quien se ha pasado los últimos días intentando recontextualizar las declaraciones del mandatario como un esfuerzo para proteger “la integridad de la votación”.
Varios republicanos han apostado, como mínimo, por recurrir a esta narrativa. “Tenemos que respetar el proceso y asegurarnos de que se cuentan todas las papeletas depositadas acorde con las leyes del estado. Es así de simple”, zanjó el jueves el senador republicano Rob Portman. En los mismos términos se expresó también el senador republicano por Florida, Marco Rubio: “Tardar días en contar votos no es un fraude”, zanjó.
Otras muchas voces del partido, algunas muy próximas a Trump, han rechazado por completo sus declaraciones, como el exgobernador de Nueva Jersey y antiguo asesor de Trump, Chris Christie. “Como exabogado que soy, no hay base alguna para ese argumento. Estoy completamente en desacuerdo”, remachó.
Los más contundentes, sin embargo, han sido los representantes republicanos de ciudades con mayoría demócrata, en particular Adam Kinzinger, de Illinois. “Basta. Punto. Basta. No podemos minar nuestra propia integridad electoral con comentarios como estos, que pueden incitar a la violencia”, sostuvo. “Esto se está convirtiendo en una locura”, subrayó.
El representante por Virginia, Denver Riggleman, se sumó a las críticas: “Lucho por los ideales democráticos. Contemos todos los votos, sí, pero basta de decir tonterías, señor presidente. Respete el proceso democrático, que es lo que hace grande a América”, escribió.
Incluso parte del sector ultraconservador del partido se ha mostrado en contra de Trump, como el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee. “Si el presidente pierde, pues pierde. Nunca podemos olvidar que aquí se gana con votos, no con balas”.
Disputa por las estimaciones de la cadena. Trump también está protagonizando desencuentros con el canal conservador y hasta ahora fiel escudero, Fox News. Ya en la noche electoral, la Fox sorprendió al convertirse en el primer -y, durante varias horas, único- medio que otorgaba la victoria a Joe Biden en el estado de Arizona, feudo tradicionalmente republicano. Fox no ha variado un ápice su posición a pesar de las presiones de la familia Trump para rectificar su estimación, y es que, según la CNN, el propio Trump llamó al dueño de la cadena, Rupert Murdoch, para exigir que se retractaran y volvieran a poner el estado de Arizona en juego.