Perfil
- Lo que no provocaron varios escándalos de corrupción lo ha precipitado por segunda vez la enfermedad. El primer ministro nipón Shinzo Abe dejará el cargo tras un mandato récord de avances económicos ahora amenazados por la pandemia.
Nacido el 21 de septiembre de 1954 en la prefectura de Yamaguchi, Abe lleva la política en las venas. Su abuelo fue el imperialista primer ministro Nobusuke Kishi, detenido como criminal de guerra tras la Segunda Guerra Mundial. Su padre, Shintaro Abe, fue ministro de Asuntos Exteriores en los años ochenta. Otra figura eminente es su tío abuelo y Nobel de la Paz Eisaku Sato, uno de los jefes del Ejecutivo más duraderos del país (1964-1972).
Licenciado en Ciencias Políticas en 1977 por la Universidad Seikei de Tokio, en 1982 comenzó a implicarse en política como asesor de su padre, quien poco después asumiría la cartera de Exteriores, pero no fue hasta 1993 cuando obtuvo un escaño de diputado del Partido Liberal Democrático en Yamaguchi. Esta trayectoria se consolidó en 2003 con su nombramiento como secretario general de su partido.
Con 52 años, Abe se convirtió en el primer jefe del Ejecutivo de Japón nacido después de la Segunda Guerra Mundial, aunque dicho primer mandato duraría apenas un año. En 2012, cinco años después de esa renuncia, Abe fue nombrado de nuevo presidente de su partido y en diciembre llegó a la jefatura de Gobierno. Desde entonces, se centró en una política de revitalización económica, con la meta de sacar al país de décadas de deflación.
Con él al frente, el país acometió dos subidas del IVA, hasta el 10%, la más reciente el pasado octubre; y vio un cambio de era, con la abdicación en 2019 del emperador emérito Akihito y la subida al trono de su hijo, el emperador Naruhito. La perseverancia es una de las cualidades de este político de fuertes convicciones nacionalistas que logró revalidar su mandato dos veces en tres años (2014, 2017) y que propició una modificación de los estatutos de su partido para poder permanecer en el poder hasta septiembre de 2021, algo que ya no cumplirá.