- Al cumplirse ayer un año del derrocamiento del dictador sudanés Omar Al Bashir, la zona que fue el centro neurálgico de las protestas que llevaron a su derrocamiento en un golpe de Estado incruento permanecía cerrada a cal y canto, y todos los actos conmemorativos fueron suspendidos por la pandemia del coronavirus. Tras gobernar el país con mano de hierro durante casi tres décadas, el presidente fue depuesto el 11 de abril de 2019 por los militares, que posteriormente pactaron un Gobierno transitorio de tres años con las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, plataforma de grupos civiles y prodemocráticos.
Sin embargo, las fuerzas que lideraron las manifestaciones contra el antiguo régimen no pudieron organizar ayer ningún acto debido a la propagación del nuevo virus en el país, donde se han registrado hasta el momento 15 casos y dos fallecimientos. Las celebraciones del primer aniversario del derrocamiento de Al Bashir fueron canceladas por las circunstancias sanitarias en el país y los riesgos del virus, así como por el toque de queda que empieza por la tarde", dijo el portavoz de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, Babakir Faisal.
En la capital, bloques de cemento y alambres de espinos cierran el paso hacia la zona de la Comandancia de las Fuerzas Armadas, donde cientos de miles de personas protestaron con una acampada desde el 6 de abril y hasta bien pasado el derrocamiento de Al Bashir.
El 3 de junio, las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes y quemaron sus tiendas, lo que causó 87 muertos, según la Fiscalía General, y 130, según asociaciones civiles y sindicatos, un incidente que todavía está siendo investigado por una comisión. Y es que el cierre del área no está relacionado con la pandemia, sino con el deseo del Ejército de evitar concentraciones allí debido a que "el asunto de la dispersión de la sentada aún no se ha resuelto", según explicó el pasado lunes el portavoz de las Fuerzas Armadas, Amer Mohamed al Hassan.
Mientras los sudaneses marcaban la cita en sus casas, el portavoz de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio aplaudió los avances de los últimos doce meses. En su opinión, pese a los "grandes desafíos", el último año ha estado plagado de "éxitos", como el nuevo rol de las fuerzas de seguridad, que antes se dedicaban a "detener a los opositores", "confiscar periódicos" o "violar los derechos humanos".
Además, "muchas" de las leyes que el antiguo régimen usaba para "limitar las libertades" han sido enmendadas o derogadas, como la Ley del Orden Público, utilizada para perseguir a mujeres y jóvenes en las calles por su vestimenta, agregó Faisal.
También citó los avances en las conversaciones de paz con los movimientos rebeldes que se habían levantado en armas contra el régimen de Al Bashir en Darfur, Nilo Azul y Kordofán del Sur, como el establecimiento de un alto el fuego en todo el país.
El portavoz sentenció que ha habido logros "relativos" en el plano judicial y destacó la importancia de que el presidente depuesto, condenado en diciembre a dos años en un reformatorio por corrupción, aparezca ante la Corte Penal Internacional (CPI). En total, la Fiscalía General ha presentado 412 acusaciones contra Al Bashir y varios líderes de su régimen por cargos penales y de corrupción política y financiera.
El viernes, el comité designado para disolver los remanentes del antiguo régimen anunció en una rueda de prensa la confiscación de 150 propiedades de varios de exlíderes obtenidas ilegalmente, así como la disolución de la ONG vinculada al mismo. Según explicó un miembro del comité en la comparecencia, el comité estima que los miembros del régimen de Al Bashir se habrían apropiado de unas 300.000 propiedades durante sus casi 30 años en el poder.
Mientras el Ejecutivo transitorio trata de desmantelar las estructuras que quedan en el pie de esa época pasada, algunos seguidores del dictador todavía dan coletazos. Esta semana, decenas de simpatizantes del Al Bashir y sus partidarios de la Alianza de Movilización Popular Unida se manifestaron en Jartum para exigir la renuncia del actual Gobierno.