Sídney - Los incendios forestales en el sureste del país, que se han cobrado al menos ocho víctimas mortales desde el lunes, han llevado a que las autoridades de Australia ordenaran ayer la evacuación de miles de personas ante la amenaza de que se agraven en los próximos dos días.
En el Estado de Nueva Gales del Sur, el más afectado por los incendios que arden desde la primavera austral, en septiembre, se ha declarado nuevamente el estado de emergencia debido a los pronósticos de temperaturas por encima de los 40 grados y fuertes vientos en la costa meridional.
La medida permitirá a los bomberos de Nueva Gales del Sur realizar evacuaciones forzosas ante el avance de los fuegos, que han matado ya a 17 personas en todo el país y destruido más de 1.300 viviendas, 400 de ellas arrasadas durante los últimos días en el sureste del país.
"La prioridad es combatir el fuego y evacuar a la población para ponerla a salvo. Lo que es absolutamente importante es que sigamos realizando en estas tareas tan importantes", dijo el primer ministro australiano, Scott Morrison, a un grupo de periodistas mientras visitaba algunas de las zonas afectadas por los incendios. Morrison, se vio ayer increpado por algunos residentes de Cobargo, una localidad afectada, donde el martes murieron dos personas en incendios. Uno de ellos le espetó que debería "sentirse avergonzado" y le acusó de "dejar el país arder", informó la cadena de televisión ABC, que ha captó a las imágenes de las quejas de los residentes.
"No me sorprende que la gente se sienta muy herida en estos momentos", comentó Morrison a la ABC tras el incidente. "Por eso estoy aquí hoy, para estar aquí, para ver por mí mismo (la situación) y ofrecer el consuelo que pueda", agregó. "Entiendo los fuertes sentimientos que tiene la población, lo han perdido todo", afirmó, añadiendo entender la "emoción" de los residentes.
Preguntado sobre si considera que su respuesta ante la crisis ha sido la adecuada, el primer ministro replicó que ahora es momento de mantener la calma. "Esto no tiene que ver con el primer ministro, los gobernadores, los alcaldes, la política, tiene que ver con la gente que necesita ayuda y los recursos en el terreno", agregó. "Esa es la única cosa en la que tengo puesta mi atención".
Evacuación Tanto las autoridades de Nueva Gales del Sur como del estado colindante de Victoria, en el que ha muerto esta semana una persona y han desaparecido otras 17 por los fuegos, han pedido especialmente a los turistas que abandonen las zonas de peligro.
Mientras tanto, en la localidad costera de Mallacoota, donde están atrapados unos 1.000 lugareños y otros 3.000 turistas, se ultiman los preparativos para que un buque de la Armada se haga cargo de la primera de varias evacuaciones masivas a partir de esta misma mañana, anunció el jefe de Gobierno del estado de Victoria, Daniel Andrews.
Por primera vez en la historia, Andrews ha declarado el estado de desastre en buena parte de la mitad oriental del estado, lo cual prevé "la evacuación formal de localidades y zonas". "Con esta declaración es la primera vez que se usan estas competencias porque nos enfrentamos a un riesgo para la vida y las propiedades sin precedentes en los próximos días", subrayaba ayer en rueda de prensa en Melbourne.
Andrews añadió que "los incendios no tienen precedentes en su tamaño, su escala y el riesgo que plantean para numerosas personas". Por ello, "si podéis marcharos debéis hacerlo, si no lo hacéis nosotros simplemente no podemos garantizar vuestra seguridad", advirtió. En este sentido, prevenía de que quedarse podría hacer que "otras personas se pusieran en peligro para intentar protegerles", además de que podrían quedar "aislados durante un largo periodo de tiempo" por la previsión de incendios para el fin de semana.
Sólo unas cuantas personas ancianas o enfermas serán evacuadas por aire de Mallacoota, donde el humo y las condiciones meteorológicas han impedido que puedan operar helicópteros.
Éxodo En descenso de las temperaturas registrado ayer facilitaba las condiciones para la evacuación, por lo que miles de personas tomaron las carreteras para intentar escapar de la costa sureste, pero esas condiciones son fugaces y se espera que empeoren en los próximos días.
El éxodo masivo ha congestionado las carreteras, algunas de las cuales discurren por montañas sinuosas, y ha causado una gran demanda de comida y combustible en la zona.
Lorena Granados y Gaspar Román, una pareja de origen salvadoreño y chileno que a finales de año perdió su casa y su negocio en la localidad de Mogo como consecuencia de los incendios, figuran entre las personas que han abandonado el pueblo, reducido a "un campo de batalla".
Granados dijo a Efe que su esposo "comienza a darse cuenta de su tragedia familiar -como era de esperarse- y está destruido, casi no puede resistir. Yo he llorado mucho y estoy lista para hacer frente a la realidad".
Amenaza Las autoridades australianas temen que varios incendios que arden en el estado de Victoria se fusionen o traspasen la frontera de Nueva Gales del Sur. Asimismo, la amenaza del fuego ha hecho que se declare el estado de alerta en el Territorio de la capital australiana, al que pertenece Camberra, mientras que en la isla de Tasmania se ha declarado una emergencia debido a un foco que arde sin control en las inmediaciones de su capital, Hobart.
En el otro extremo del país, en el estado de Australia Occidental, un incendio que arde fuera de control amenaza un restaurante de carretera en la frontera con Australia del Sur, que se prepara también para afrontar temperaturas superiores a los 40 grados. Ante la gravedad de los incendios, Scott Morrison se reunirá el lunes con el Comité de Seguridad Nacional para abordar la respuesta del Gobierno federal a estos incendios que normalmente son combatidos a nivel estatal.