París - El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha decidido enfrentar al mundo con su retórica contra la “histeria ambientalista”, mientras la Amazonía arde e importantes líderes del planeta exigen medidas urgentes para atajar el desastre ecológico.
Los vastos incendios que consumen parte del mayor pulmón vegetal del planeta han impactado en un mundo más sensible a las cuestiones medioambientales y ya ponen en jaque el acuerdo comercial negociado durante 20 años por el Mercosur y la Unión Europea (UE), anunciado hace apenas dos meses.
El presidente francés, Emmanuel Macron, consideró ayer que Bolsonaro “mintió” en sus compromisos medioambientales, por lo que ha decidido retirar su apoyo al acuerdo con el Mercosur y ha propuesto que la catástrofe amazónica sea debatida en la Cumbre que el G7 celebrará que comienza hoy en Biarritz.
Esa cuestión, recuerdan en París, era uno de los condicionantes para que Francia pusiera su firma bajo un pacto que despierta susceptibilidades también en lo referente a la protección sanitaria de los productos, que transitarán de forma más libre cuando se aplique. “Dada la actitud de Brasil estas últimas semanas, el presidente (francés) solo puede constatar que el presidente Bolsonaro le mintió durante la cumbre de Osaka” del G20, afirmó el Elíseo.
En aquel encuentro, Macron logró que Bolsonaro se sumara a los compromisos en materia medioambiental, lo que dejó aislado por tercera vez al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Pero París considera que Bolsonaro no está respetando lo acordado, como pone de manifiesto su dejadez frente al avance del fuego en la Amazonía, un fenómeno más grave que otros años.
Macron recibió un inmediato respaldo de la canciller alemana, Ángela Merkel, quien a través de su portavoz, Steffen Seibert, dijo que la situación en la Amazonía “es preocupante y amenaza no sólo a Brasil, sino al mundo entero”.
La actitud es más conciliadora en Bruselas, donde consideran el acuerdo UE-Mercosur como una herramienta para convencer a Brasil de respetar sus compromisos medioambientales. “Esto es lo mejor que podemos hacer para crear compromisos legalmente vinculantes con países que queremos que respeten nuestros estándares medioambientales”, aseguró la portavoz de la Comisión Europea Mina Andreeva, que recordó que ese acuerdo es el primero que compromete a los firmantes a cumplir con el Acuerdo de París de 2016.
El secretario general de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, también se ha sumado al clamor global y ha declarado que, “en medio de una crisis climática internacional, no podemos permitir que se produzcan más daños en una importante fuente de diversidad y oxígeno”.
Bolsonaro, sin embargo, ha decidido enfrentarse al mundo, culpar a Macron de tratar el asunto con “sensacionalismo” y denunciar que su intención de llevar esa crisis al G7 “evoca una mentalidad colonial que ya no tiene lugar en el siglo XXI”.
También ha insinuado que está en marcha una campaña global contra la “soberanía” brasileña, un discurso que ha enfatizado el canciller Ernesto Araújo, quien en mensajes publicados en Twitter ha sugerido que ese movimiento es impulsado por el Foro de Sao Paulo, que agrupa a partidos de izquierda de América Latina. “Incapaz de convencer a los brasileños”, el Foro de Sao Paulo “recurre a sus aliados de la prensa internacional y a la caja de resonancia de ambientalistas radicales, manipulados por décadas de propaganda, para atacar al país y cuestionar su soberanía”, escribió el canciller.
Ese discurso fue reforzado por el ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni. “No podemos ser ingenuos. Los europeos aprovechan el asunto del medioambiente para imponer barreras al crecimiento y al comercio brasileño de bienes y servicios”, declaró.
Más allá de la retórica, los propios datos oficiales reconocen que la Amazonía enfrenta los peores incendios en la última década, frente a lo cual Bolsonaro busca culpables sin que el Gobierno sepa precisar el verdadero origen de las llamas. Primero afirmó sin pruebas que eran provocados por organizaciones no gubernamentales supuestamente dirigidas por potencias mundiales que pretenderían apoderarse de la riqueza amazónica. Luego admitió que -como sostienen las ONG- hacendados que buscan ampliar las fronteras agropecuarias también pudieran haber desatado los incendios. Sin embargo, los grupos ecologistas afirman que el origen de las llamas está en las políticas de Bolsonaro, quien ha recortado los presupuestos para la protección de la Amazonía y ha anunciado su intención de explotar comercialmente la riqueza de ese bioma, alentando a los hacendados a promover los incendios.
Mientras, las llamas han desatado densas nubes de humo con cierto grado de toxicidad que ya han llegado a otros países, como Perú, y cubierto muchas ciudades de Brasil, como Porto Velho, en el corazón de la Amazonía, que ayer amaneció oscurecida por ese fenómeno, constató Efe.
Pero más allá de eso, comienzan a preocupar a los empresarios brasileños la posibilidad de perder mercados si no ofrece garantías de que los alimentos que exporta son “ecológicamente correctos”, una condición que incluso figura en lo acordado entre el Mercosur y la Unión Europea.