Estambul - Seis años después de las masivas protestas ciudadanas contra el autoritarismo del entonces primer ministro y hoy presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, 16 activistas se enfrentan a la posibilidad de cadena perpetua, acusados de intentar “derrocar al Gobierno”. Ayer lunes, en la primera sesión del juicio, varios de los acusados han tenido la ocasión de defenderse frente a las acusaciones de la Fiscalía respecto a las protestas contra la destrucción del Parque Gezi.
El principal acusado es Osman Kavala, hijo de una adinerada familia empresarial que lleva años ejerciendo de filántropo y mecenas cultural, financiando actividades artísticas, culturales y sociales, con un especial enfoque en los derechos humanos. Kavala fue detenido en octubre de 2017 y desde entonces está en prisión preventiva, mientras que otro acusado, el activista Yigit Aksakoglu, lleva entre rejas nueve meses. “Estoy encarcelado desde hace 20 meses por una ficción fantástica. Dicen que organicé los incidentes de Gezi. La acusación atenta contra mi dignidad: nunca en mi vida he simpatizado con un cambio de Gobierno que no fuese por elecciones democráticas”, aseguró ayer en su intervención ante el tribunal.
La dura represión policial en la primavera de 2013 de las protestas contra la urbanización del Parque Gezi, una de las pocas zonas verdes del centro de Estambul, encendieron la mecha de una oleada de marchas y concentraciones en todo el país. El activismo medioambiental pronto se transformó en una denuncia de lo que grandes sectores de la sociedad turca veían como un creciente autoritarismo de Erdogan y su imposición de normas acorde con el programa islamista de su partido. - Efe