Trípoli - El enviado especial de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, promete que las demandas de los habitantes del sur serán atendidas y que habrá “cambios reales” en el terreno de la seguridad que permitirán estabilizar una región estratégica para la pacificación del país.
En la es su primera visita oficial a la zona en conflicto, el exministro libanés afirmó que esos cambios comenzarán a percibirse la próxima semana y que su objetivo es recuperar la actividad económica, en particular en el yacimiento de Sharara, bloqueado por milicias desde hace un mes.
“La división que existe en Libia desde 2011 no es apropiada para el pueblo libio. Hay quienes están enojados con las autoridades libias porque creen que no se preocupan”, dijo Salamé tras aterrizar en la base de Tamanhent, próxima a Sebha, capital de la provincia sur.
“Pero garantizo a todos los libios que sus necesidades son conocidas y profundizaremos en ellas (para resolverlas) en las próximas semanas”, subrayó el responsable, para quien también existe una “convergencia” en el deseo de los libios y la comunidad internacional de cambiar la “insana y estéril” realidad de Libia. Por ello, el máximo responsable de la UNSMIL instó a las partes implicadas a promover la “coexistencia común”, dado que la misión de la ONU es incapaz de ocuparse sola de toda la tarea. “Nos esforzaremos en mediación y recurriremos a las sanciones si es necesario para que haya cambios reales” en el aspecto de la seguridad, agregó.
Sobre el plan económico, Salame criticó el bloqueo de los yacimientos Sharara y Al Fil, y pidió el restablecimiento de la producción del crudo que es “la fuente de la fortaleza de todos los libios”.
“La misión alienta las reformas económicas y está comprometida en ajustar el tipo de cambio de la divisas”, señaló el diplomático, para quien es esencial que las empresas extranjeras que explotan el petróleo en la zona puedan volver al trabajo.
Saleme anunció, por último, que la UNSMIL abrirá a finales de enero una oficina en la ciudad oriental de Bengasi, capital del este del país y sede del gobierno que tutela el controvertido mariscal Jalifa Hafter, para poder seguir todo lo que sucede en territorio libio.
El sur de Libia es testigo desde febrero de 2018 de combates intermitentes entre las tribus Tebu y Awlad al Suleiman y escenario de una inestabilidad crónica con asaltos regulares a las zonas petroleras y acciones de grupos yihadistas.
Fronteriza con Níger, Argelia y Mali, la región meridional libia, (Fezzan), es, además, el principal punto de conexión con el Mediterráneo para los contrabandistas de armas, combustible y personas, que dominan la economía nacional. - Efe