Bilbao- Cuba se encuentra en pleno proceso de reforma de la Constitución. La Asamblea Nacional aprobó un primer borrador en julio y lo llevó a las calles. Los cubanos han estado debatiendo el texto en asambleas durante tres meses y han propuesto 760 enmiendas. El proyecto final se sometió ayer de nuevo a votación parlamentaria y en febrero tendrá lugar un referéndum. Curiosamente, el artículo que definía el matrimonio como la unión entre dos personas -en lugar de la unión entre un hombre y una mujer como dice la actual constitución, de 1976)- ha sido el que más polémica ha generado. Su impulsora, la diputada y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), Mariela Castro, estuvo hace una semana en Bilbao, cuando se realizó la entrevista, y entonces admitía que “va a haber un porciento significativo que no va a apoyar el cambio constitucional con este artículo relacionado con el matrimonio”.
Finalmente, ante la oposición mostrada por una parte de la sociedad durante el proceso de debate, el artículo se ha quedado a medio camino, se elimina el binarismo hombre/mujer de la Constitución, pero deja la definición de matrimonio -cómo se constituirá, quiénes serán los sujetos, cuáles las obligaciones y los requisitos- para el Código de Familia que deberá empezar a debatirse en un plazo máximo de dos años. La otra modificación importante ha sido la reintroducción del concepto comunismo en el preámbulo del texto constitucional, que no aparecía en el primer borrador.
El artículo sobre el matrimonio es el que más debate ha generado en la isla. ¿Por qué cree que ha ocurrido esto?
-No es que se esté haciendo el matrimonio igualitario, lo que se está haciendo es un cambio de concepción para proteger el derecho de las personas LGBT a tener la opción del matrimonio. Es algo que se viene trabajando desde hace muchos años, ahora lo que se pretende es que quede blindado en la constitución. Este artículo es el que más contradicciones ha generado a pesar de que la Constitución se está modificando en más de un 90-95%. Yo suponía que muchas iglesias iban a estar en contra. En Cuba han entrado, sobre todo, las iglesias protestantes evangélicas que operan en el sur de Estados Unidos, que son muy fundamentalistas; yo suponía que iban a estar en contra, porque lo raro sería que lo aprobaran, por lo tanto no me sorprende, lo que sí me sorprende es que una parte de la población que no es cristiana ni es feligresa de ningún tipo de iglesia también esté expresando que no está de acuerdo.
La situación del colectivo LGBT ha evolucionado mucho en los últimos años en la isla, ¿qué derechos quedan por conquistar?
-El reconocimiento de los derechos LGBT. En la Constitución se incluye de manera explícita por primera vez la no discriminación por orientación sexual, identidad de género y expresión de género. El código de trabajo que se modificó en 2013 incluye la no discriminación laboral por orientación sexual, pero, en ese momento, en la Asamblea Nacional no se entendía el concepto de identidad de género y por eso no se incluyó. Si ahora la constitución habla de orientación sexual, identidad de género y expresión de género, entonces el propio código de trabajo tendrá que incluir esos principios de no discriminación. Hace tiempo que existía la voluntad de legislar en favor de estos derechos. Al modificar la Constitución ya se abre una puerta para hacer modificaciones en el sistema legislativo, que cubra todos los derechos de las personas LGBT, no solamente el del matrimonio.
Ahora el Gobierno tiene una intención de legislar a favor de los derechos del colectivo LGTB, pero no siempre ha sido así. En los primeros años de la revolución hubo persecución...
-Había una homofobia que era expresión de una herencia cultural y de las expresiones del mundo. El mundo en los año 60 era muy homófobo, no fue hasta 1973 que la Asociación Americana de Psiquiatría despatologiza la homosexualidad, pero eso pasó allí nada más y no se extendió a toda la sociedad estadounidense. Y no fue hasta el 17 de mayo de 1990 que la Organización Mundial de la Salud aprobó en su asamblea general que la homosexualidad había que despatologizarla. El mundo ha ido evolucionando, no solamente Cuba.
¿Cuándo se inició el cambio de rumbo y como ha influido usted en ello?
-Mi mamá, como dirigente del Partido Comunista de Cuba y presidenta de la Federación de Mujeres de Cuba, ya desde los años 70 había estado influenciando en estos temas, no con la claridad conceptual que hay en estos momentos. Ella proponía este concepto de matrimonio, que el matrimonio fuera la unión entre dos personas, pero eso no se entendió. En los años 80, como miembro del buró político del partido presentó un informe sobre la necesidad de articular una política en favor de los derechos de las personas homosexuales, así era como se llamaba en aquella época. Tampoco se comprendió y no creo que ella tuviese todas las herramientas teóricas que tenemos ahora para argumentarlo. Yo lo que hice fue retomar esos esfuerzos que ella hizo en el partido, tomando mis responsabilidades como directora del Centro Nacional de Educación Sexual.
¿Cómo?
-Empecé con una estrategia de atención integral a las personas trans en 2001, la presentamos al partido, la presentamos al Gobierno, empezamos a dialogar. Y a partir de ahí es que fuimos presentando la necesidad de modificar las leyes, de modificar la Constitución, formando activistas para incidir en el cambio legislativo. Sobre todo, hemos trabajado en estrategias educacionales permanentes formando funcionarios públicos, activistas, formando tanto en instituciones del Estado como en sociedad civil. El Partido Comunista nos dijo que lo más importante era educar a la población para que cuando esto fuera a la ley hubiera un mayor consenso y una mejor preparación de nuestra población.
Usted heredó su activismo de su madre, Vilma Espín. ¿Cómo se entendió su lucha en favor de los derechos del colectivo LGTB en el resto de su familia?
-Mi mamá, mi papá y mis hermanos siempre estábamos en asamblea, siempre lo poníamos todo en discusión. Todos queríamos entender y estos temas se discutían. Mis padres me transmitieron que este era un tema pendiente de la revolución, que había que resolverlo pero ellos mismos no sabían cómo. Y en un momento determinado, cuando me vi de directora del Cenesex, pensé: me toca a mí.
¿Y su tío Fidel Castro?
-Cuando empecé a dialogar con él sobre el tema y empezó a interesarle lo que estábamos proponiendo, fue cuando se enfermó y ya no me pude volver a reunir con él. Mi papá me decía: qué pena que no pudiste seguir dialogando con él porque él tenía la capacidad de convencer a todo el mundo. Y entonces fue cuando seguí en diálogo con mi papá. Mi papá siempre me dice: Cuando tú llegaste con estos temas, tu mamá ya me había convencido.
¿Qué le parece que durante sus años de lucha en favor de los derechos de la comunidad LGTB algunas personas la hayan considerado una disidente?
-Yo sí me reconozco como disidente del sistema patriarcal, del sistema capitalista, de las reglas de dominación que existen en el mundo, de las relaciones económicas y financieras internacionales. Soy una disidente del mundo como funciona porque soy una revolucionaria.
Pero no es una disidente de la revolución.
-No. Soy disidente porque soy revolucionaria, así es como me identifico. Sigo apoyando el proyecto de experimentación de la democracia socialista que estamos tratando de crear, de inventar con muchas dificultades, con muchos aprendizajes, con una mirada crítica permanente de lo que estamos haciendo, pero la fuerza más importante que tenemos es la participación del pueblo. En el caso de Cuba, el soberano no es el rey, es el pueblo.
¿Qué dice la reforma constitucional sobre el futuro de Cuba? ¿Hacia dónde se dirige la isla?
-La Constitución es asegurar la política que vamos a desarrollar para el futuro, es asegurarla. Y el futuro que estamos desarrollando es un estado socialista de derecho. Un estado que va configurando sus procesos de gobernación democrática con el pueblo. El pueblo es el que manda, es un sistema político de poder popular y con esta Constitución se fortalecen todavía más los mecanismos de poder popular. Como isla pequeña, la manera que estamos funcionando yo creo que funciona, pero todavía hay retos. Hay un movimiento muy fuerte de búsqueda de soluciones, de asumir responsabilidades. Incluso, a partir del fallecimiento de Fidel, mucha juventud empezó a asumir responsabilidades públicas, la asamblea y los gobiernos locales se llenaron de jóvenes. Cuba es el segundo país en presencia femenina en el Parlamento, más del 53% del parlamento son mujeres y nosotros no tenemos cuotas, ha sido un proceso de empoderamiento que empezó en los años 60.
La reforma reconoce la propiedad privada, pero no contempla modificaciones sustanciales en el sistema político. ¿Se han planteado en algún momento del debate abrir espacios a otros partidos políticos?
-De ninguna manera, lo vamos a defender así. En la socialdemocracia, que es lo que funciona en el mundo como único modelo de democracia, te hacen creer que hay un mecanismo democrático, pero no hay democracia porque no es el pueblo el que está mandando. Mandan los bancos, las empresas, los grupos más poderosos de un país, esa es la socialdemocracia. Crea multipartidismo, crea un grupo de libertades, pero son libertades que tienen un techo de vidrio. Si tú quieres cambiar el sistema capitalista no vas a tener oportunidades. En Cuba se hizo una revolución radical en la que el pueblo tomó el poder y se fue articulando un sistema de partido único de unidad nacional para defender la soberanía, la independencia y los intereses del pueblo. El Partido Comunista es un partido de unidad nacional, un partido que controla que las decisiones que se tomen no violen los derechos de la población, no transgredan los proyectos sociales que benefician a la población, además exige, propone, influye en las decisiones que se tomen. Eso se consiguió, ¿cómo vamos a ir para atrás? Un nuevo partido político saldría a partir de una clase social nueva que tenga interesas de beneficio propio en relación con el resto de la población, eso nos quieren imponer para debilitar nuestro proceso de experimentación socialista.