Budapest - El primer ministro de Hungría, el derechista Viktor Orbán, fortalecido tras lograr una victoria aplastante en las elecciones legislativas del domingo, advierte a la Unión Europea (UE) de que “las cosas no pueden seguir así”. “No nos enfrentamos a Europa. Queremos una Unión Europea exitosa y fuerte, pero para ello debemos decir todo lo que nos atormenta”, declaró Orbán ayer a la televisión Echo Tv. Para el jefe de Gobierno, el resultado de los comicios de ayer, en los que su partido, el conservador Fidesz, obtuvo casi el 50% de los votos, ha dejado claro “a toda Europa que las cosas no pueden seguir así”. El primer ministro aludía de esta manera a sus reiteradas críticas a la Comisión Europea (CE) por supuestamente favorecer la inmigración musulmana, así como a otras posturas que mantienen tensas las relaciones de Budapest con Bruselas. La Oficina Nacional Electoral de Hungría confirmó ayer, tras el escrutinio del 98% de los votos, el triunfo del Fidesz con el 48,9% de los sufragios.
En segundo lugar quedó el ultraderechista partido Jobbik de Gábor Vona, con el 20%, seguido de la coalición izquierdista liderada por Gergely Karácsony y formada por los socialdemócratas y el partido Diálogo, con el 12%. Orbán no solo ha obtenido el tercer mandato consecutivo al que aspiraba, sino que logra más de 4 puntos porcentuales por encima del apoyo recibido en los comicios anteriores, celebrados en 2014 (44,46%), y muy probablemente su formación recuperará la mayoría de dos tercios de los escaños del Parlamento. Orbán fue felicitado por tanto por los partidos euroescépticos del continente como por el Partido Popular Europeo.
Contra las ong Otro de los blancos del discurso de Orbán han sido las ONG, ya que muchas de ellas son críticas con la política de su gabinete, el cual a su vez pretende aprobar una ley para controlar su funcionamiento. “En los ocho años pasados, el Gobierno (húngaro) trató de imponer barreras a las ONG donde pudo. La propaganda gubernamental puede ser hostil, podrán aprobar leyes que limitan los derechos, pero nosotros no retrocedemos y seguiremos luchando por Hungría”, aseguró la presidenta local de Amnistía Internacional (AI), Júlia Iván.
El resultado definitivo de los comicios, que contó con la mayor participación desde 2002 (casi el 70% de los más de 8 millones de ciudadanos con derecho a voto acudió a las urnas), será dado a conocer en los próximos días, tras el escrutinio de los casi 200.000 votos emitidos en el extranjero.
En la campaña electoral, la izquierda y la extrema derecha confiaban en que podrían beneficiarse de un cierto desgaste de Orbán por las acusaciones de corrupción en su entorno más inmediato. Además, los expertos vaticinaron que una movilización masiva de los votantes y una alta participación podrían ser una ventaja para la oposición, lo que al final no ha sucedido.
Por su parte, el líder del Jobbik desde 2006, Gábor Vona, anunció ayer su dimisión, con lo que cumplió su promesa de alejarse del liderato del partido si no ganaba las elecciones. “El Jobbik ha demostrado que es el mayor partido de la oposición”, dijo Vona, en alusión a los resultados que lo confirman como segundo partido en el Parlamento. Gergely Karácsony, líder de la coalición izquierdista, agradeció el apoyo y la alta participación pero reconoció que “los resultados están muy lejos de lo que se esperaba”. Igual que Vona, la dirección del partido socialdemócrata MSZP anunció ayer su dimisión después de conocer los resultados.
El único logro de la oposición en estos comicios fue que en la capital, Budapest, se ha llevado la mayoría de los escaños.