Londres - Donald Trump canceló una visita al Reino Unido para el próximo mes de febrero, coincidiendo con la apertura de la flamante nueva embajada de Estados Unidos en Londres, en medio de temores de que hubiera protestas masivas. De cara a la galería, el presidente afirmó en su cuenta oficial en Twitter que la razón por la que cancelaba el viaje era otra bien distinta. De hecho, apuntó directamente a la administración Obama y su disconformidad por haber vendido la actual embajada por “cacahuetes” y construir otra que ronda los 1.000 millones de euros.

Trump olvidó un pequeño detalle en la información, que el cierre de la operación fue bajo la administración George W. Bush en octubre de 2008, cuando se decidió cambiar del céntrico barrio de Mayfair a Nine Elms, en el sureste de la capital del Támesis. Entre las razones para el cambio se citaron en aquella fecha, seguridad y medioambientales.

La primera ministra británica, Theresa May, invitó a Trump a una visita de Estado cuando se convirtió en la primera dirigente en visitar al presidente en la Casa Blanca hace un año. Pronto los activistas se comprometieron inmediatamente a organizar protestas y se confirmó que Trump no tendría oportunidad de dirigirse al Parlamento. Tras conocerse la cancelación, un portavoz de Downing Street repitió que se “ha extendido y aceptado una invitación, pero no se ha establecido una fecha”. Sin embargo, la semana pasada May insistió en que Trump “vendrá a este país”.

Con esta decisión, para el alcalde de Londres, Sadiq Khan, el presidente estadounidense ha “captado el mensaje” de que muchos londinenses se oponen firmemente a sus políticas y acciones. “Parece que el presidente Trump recibió el mensaje de muchos londinenses que aman y admiran a Estados Unidos y los estadounidenses, pero consideran que sus políticas y acciones son el polo opuesto de los valores de inclusión, diversidad y tolerancia de nuestra ciudad”, señaló Khan.

una breve ‘visita de trabajo’ Londres esperaba que en vez de una visita de Estado, Trump hiciera una breve visita de trabajo, mucho menos formal, para participar en la inauguración de la embajada y mantener reuniones con May. Las autoridades también habían estado haciendo planes para que el presidente se reuniera con la Reina Isabel II pero sin la pompa de un banquete de Estado. Finalmente, desde Washington confirmaron que el secretario de Estado, Rex Tillerson, inauguraría la embajada.

El exlíder del UKIP Nigel Farage no dudó en afirmar que estaba decepcionado con que Trump suspendiera su visita. Farage llama amigo al presidente de Estados Unidos y no puede entender cómo éste ha estado en países de todo el mundo y, sin embargo, no ha estado en el que es su aliado más cercano. “Diría que es decepcionante. Pero tal vez, solo tal vez, Sadiq Khan, Jeremy Corbyn y el Partido Laborista planean protestas masivas y a él no le gustó”.

De la misma opinión fue el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, acusando también a Khan y Corbyn de poner en riesgo la “relación crucial” entre Estados Unidos y el Reino Unido. “No permitiremos que las relaciones se pongan en peligro por parte de una puja hinchada en el Ayuntamiento”, reprochó Johnson.