Nueva York - Las recientes protestas en Irán generaron ayer nuevas divisiones en la ONU entre Estados Unidos y Rusia al ser analizado el tema en el Consejo de Seguridad, en medio de reticencias por la posible manipulación política de la crisis. Estados Unidos ya había anunciado el martes su intención de convocar la reunión de ayer, alarmado, según su embajadora ante la ONU, Nikki Haley, que por la represión de las manifestaciones se estuvieran violando los principios de la Carta de la ONU. La cita se llevó a cabo, pero se cerró sin resoluciones específicas, en una sesión de hora y media que sirvió, en esencia, para que Estados Unidos atacara a Irán y que Rusia y otras naciones atacaran a la Administración de Donald Trump. Aunque en un principio se analizó la posibilidad de someter a votación si el Consejo de Seguridad era el foro adecuado para analizar este tema, al final no fue necesaria esa votación previa, y la sesión se celebró poco después de consultas a puerta cerrada. Haley reiteró algunos de los principios que había defendido cuando pidió esta reunión de urgencia, entre ellos la necesidad de apoyar la “valentía” de los participantes en las protestas que se llevaron a cabo en los últimos días.

Las protestas, recordó Haley, se desarrollaron en 79 distintas localidades del país y, según la embajadora, fueron una “poderosa exhibición de lo que puede hacer gente valiente cuando está harta de un régimen opresivo y está dispuesta a arriesgar su vida en protestas”. “El mundo debería aplaudir esa valentía”, insistió Haley. También aseguró que las manifestaciones eran un “mensaje innegable” de la población para que el gobierno de Teherán “pare su apoyo al terrorismo” y deje de financiar con “millones de dólares” a combatientes extranjeros. “Hago un llamamiento para amplificar el sentimiento del pueblo” iraní, agregó la diplomática. Aunque los temas de derechos humanos los analiza un consejo específico de la ONU, con sede en Ginebra, Haley afirmó que sí deberían ser analizados en el Consejo de Seguridad porque “las libertades no pueden ser separadas de la paz y la seguridad”.

“Instrumentalización política” Ese principio, sin embargo, tuvo escaso eco en el Consejo. Antes de la reunión, el embajador francés, François Delattre, alertó sobre los peligros de una “instrumentalización política” de la crisis iraní desde el exterior. Y ya dentro de la sala de reuniones, Delattre, aunque expresó su preocupación por la pérdida de vidas en las protestas, insistió en que sólo a los iraníes les corresponde “entablar un diálogo pacífico” que se base en el respeto de los derechos fundamentales. “Por más preocupantes que puedan ser, los acontecimientos ocurridos en los últimos días no representan una amenaza para la paz y la seguridad internacionales”, afirmó el embajador francés. “Debemos responder apropiadamente, con toda la vigilancia requerida por los riesgos de violencia contra los manifestantes pacíficos, pero evitando que manipulemos esta crisis, lo que sólo reforzaría las posturas extremas y tendríamos el efecto opuesto a lo buscado”, añadió.

Otros representantes en la reunión expresaron reticencias parecidas, pero el embajador ruso, Vasili Nebenzia, arremetió con toda su dialéctica contra Haley por llevar este tema a la mesa de discusiones del Consejo de Seguridad. “Una vez más, Estados Unidos está abusando del Consejo de Seguridad”, afirmó el diplomático ruso.