Bastia - “Hay más cámaras que gente”, dijo un votante sorprendido de la expectación suscitada por el autonomista Gilles Simeoni y el independentista Jean Guy Talamoni, que coincidieron a la hora de votar en el centro de Bastia, que por detrás de la capital, Ajaccio, es la segunda ciudad en importancia en una isla. Córcega “necesita que se ocupen de ella”, explicó Daniel Antoniotti, otro de los que acudieron a depositar su voto, para quien la isla todavía no está preparada para asumir la independencia.

“Somos un poco los parientes pobres de Francia, hay que decir las cosas como son, y esperamos que ahora una nueva asamblea se tome las cosas en serio”, agregó el hombre, de 73 años de edad.

“Es importante venir a votar todas las veces”, recalca pese a todo otro votante, Jean-François Raffaelli, crítico con que París decida por “gente que vive a mil kilómetros”.

Los corsos, añade, tienen “toda la vida por delante” para conseguir la independencia, “aunque cueste 100 años”: “No lo haremos por nosotros, sino por nuestros hijos. La libertad no se pide, se toma”, dice Rafaelli, que precisa que, superadas cuatro décadas de lucha armada que dejó decenas de víctimas mortales, la vía “solo puede ser democrática”.

Por su parte, el sexagenario Franceschi Leccia defiende que una autonomía es deseable siempre y cuando se enmarque “en el seno del Estado” francés, porque en su opinión Córcega carece de los medios para plantearse otras alternativas. - M. Garde