Berlín - Las tensiones por la crisis política alemana cayeron ayer sobre el líder socialdemócrata, Martin Schulz, cuya determinación a dejar que su formación se regenere en la oposición se topa con las presiones para que brinde la llave de la gobernabilidad a Angela Merkel. Schulz se convirtió ayer en el quinto líder al que recibió esta semana el presidente del país, Frank Steinmeier, en busca de una solución a la situación creada por la ruptura de negociaciones entre el bloque conservador de Merkel, los verdes y los liberales.

La cita era entre correligionarios, aunque ambos políticos parten de posiciones opuestas: Schulz ha rechazado entrar en otra gran coalición y apuesta por nuevas elecciones, mientras que el presidente ha llamado a todos los partidos a “reflexionar” para facilitar la formación de un gobierno, sin mencionar siquiera la posibilidad de repetir los comicios. La reunión duró una hora y cuarto, más que las anteriormente mantenidas estos días, por separado, con Merkel, los líderes de los Verdes, del Partido Liberal (FDP) y de la Unión Socialcristiana bávara (CSU).

La visita de Schulz a la sede presidencial venía envuelta en una fuerte expectación, ya que mientras las anteriores tenían cierto aire de trámite por no esperarse de ellas una reapertura de las negociaciones rotas el domingo, de la de ayer podría derivarse un cambio de postura en el Partido Socialdemócrata (SPD). Desde las propias filas socialdemócratas se han sucedido estos días las críticas a la posición de Schulz, que desde la misma noche electoral, cuando su partido se hundió en su peor resultado histórico -un 20,5%-, ha insistido en que no habrá otra gran coalición.

De Steinmeier, quien fue ministro de Asuntos Exteriores en la primera y la tercera legislatura de la canciller, Angela Merkel, se esperaba una labor arbitral, ya que para el presidente la convocatoria de nuevos comicios solo debe producirse como último recurso y una vez descartada toda opción de gobernabilidad.

Aliado de los conservadores Se ha convertido así, indirectamente, en un aliado del bloque conservador de la canciller, quien tanto esa misma noche electoral como en las semanas sucesivas ha invitado reiteradamente a Schulz a negociar otra coalición. Tras reunirse con Steinmeier, Schulz citó en Berlín a los miembros de la ejecutiva de la SPD para informarles de la conversación con el presidente. “Evaluaremos lo que se ha tratado y consideraremos la situación con responsabilidad”, apuntó a su llegada a la Willy Brandt Haus, la sede del SPD, la vicepresidenta Manuela Schwesig. El rechazo a una gran coalición es una postura mayoritariamente compartida entre los socialdemócratas, pero se considera también que Schulz cometió un error estratégico al fijarla de antemano y corre ahora el peligro de enrocarse en ella. Entre las alternativas que se barajan está la de “tolerar” un gobierno de Merkel en minoría, lo que en Alemania se denomina modelo Magdeburg, en alusión a la capital del Land de Sajonia-Anhalt, que fue gobernado ocho años bajo esa fórmula.

Entre la familia socialdemócrata crece asimismo el nerviosismo por lo que puede ocurrir en caso de nuevos comicios ya que, según sondeos difundidos esta semana, podría sufrir el siguiente hundimiento electoral.