Berlín - El presidente alemán, Frank Walter Steinmeier, empezó ayer a ejercer formalmente como árbitro en la encrucijada en la que se encuentra su país, tras fracasar el intento de la canciller, Angela Merkel, de formar gobierno con liberales y verdes. Steinmeier, un socialdemócrata que lleva siete meses en el cargo, abrió sus consultas con los líderes de los Verdes, Cem Özdemir y Simone Peter, y a continuación con el del Partido Liberal (FDP), Christian Lindner, las dos formaciones con las que el bloque conservador de Merkel negoció durante cinco semanas un preacuerdo de coalición. Los ecologistas acudieron a la reunión desde su condición de partido que, hasta el último minuto, buscó constructivamente un compromiso sin renunciar a principios para ellos esenciales, especialmente en materia medioambiental y política migratoria.
El líder liberal lo hizo como el responsable del fin de esa negociación, ya que fue él quien anunció su ruptura, la medianoche del pasado domingo, con la frase “Mejor no gobernar que gobernar mal”.
Steinmeier está llamado a desempeñar ahora un papel clave en la búsqueda de soluciones, tanto por las atribuciones de su puesto como por sus dotes diplomáticas.
Al presidente le compete proponer a la Cámara Baja un candidato a canciller, que precisará para ser elegido de la mayoría absoluta, en las dos primeras rondas, o mayoría simple, en la tercera, tras lo cual tiene la potestad de nombrarlo o de disolver el Parlamento.
En Steinmeier confluye una serie de características que le predestinan a ejercer de árbitro, tras haber sido ministro de Exteriores tanto en la primera como en la tercera legislatura de Merkel, además de su rival en la lucha por la Cancillería en 2009. Tiene, por un lado, la confianza de la canciller y, por el otro, es figura relevante del Partido Socialdemócrata (SPD), la formación que tendría la llave para resolver la situación, si su líder, Martin Schulz, diera marcha atrás en su negativa a otra gran coalición. “No deja de ser significativo que Schulz insistiera el lunes en su apuesta por ir a nuevas elecciones y que, diez minutos después, Steinmeier ni mencionara esa opción”, apuntó Thorsten Faas, politólogo de la Universidad Libre de Berlín, en un encuentro con medios extranjeros.
El catedrático aludió así al pronunciamiento de Steinmeier, este lunes, tras reunirse con Merkel, en el que anunció su ronda de consultas con los partidos y pidió disposición a todos los implicados para formar gobierno, sin hablar de nuevos comicios. Schulz descartó ya la misma noche electoral una reedición de la gran coalición bajo Merkel y se mantiene en esa negativa.
Mismo partido, distinta opinión Steinmeier, quien recibirá a su correligionario previsiblemente el jueves, no puede forzarle a cambiar de parecer, pero las presiones sobre el líder socialdemócrata pueden ir en aumento ante el congreso que el SPD celebrará entre el 7 y el 9 de diciembre. Con Schulz como candidato, el SPD se hundió en las últimas generales en el peor resultado de su historia -un 20,5%- y, según el politólogo, el partido se está “jugando su credibilidad” si se aferra a la posición del “no, porque no”.
Son varias las opciones que puede abordar Steinmeier con los diferentes líderes, incluida la formación de un gobierno de minoría bajo “tolerancia” de otro partido, recuerda Faas. Merkel dijo el lunes que prefería consultar de nuevo a las urnas antes que optar por un gobierno minoritario sujeto a apoyos puntuales, lo que comparó la canciller con un “bazar”.
La opción de un gobierno “tolerado” -con el compromiso de apoyo de otra formación, pero no integrada en el Ejecutivo- se denomina “modelo Magdeburgo”, en alusión a la capital del land (estado federado) de Sajonia-Anhalt, donde se gobernó bajo esa fórmula ocho años.
A la espera de la reunión entre Steinmeier y Schulz, la jefa del grupo parlamentario socialdemócrata, Andrea Nahles, apuntó ayer a la posibilidad de que Merkel acabe liderando un gabinete en minoría como una solución de transición.
La fórmula de un gobierno “bajo tolerancia” del SPD no está descartada, admitió Nahles, hasta hace unas semanas ministra de Trabajo con Merkel. “Podemos hablar de eso”, dijo en declaraciones a la cadena de televisión pública ZDF.
Y para complicarlo aún más, la CDU y el SPD en el estado federado alemán de Baja Sajonia firmaron ayer un acuerdo de coalición para gobernar conjuntamente, menos de dos días después de que en Berlín fracasaran las negociaciones entre conservadores, liberales y verdes.