Beirut - El presidente del Líbano, Michel Aoun, acusó ayer a Arabia Saudí de ser “hostil” con su país al mantener “detenido” en Riad al primer ministro, Saad Hariri, mientras Francia busca mediar en la crisis entre ambos países. Aoun se mostró ayer de nuevo convencido de que el jefe de Gobierno permanece en Arabia Saudí desde que dimitió el pasado día 4 en contra de su voluntad y calificó esta situación de un “acto hostil”.

“No hay nada que justifique que Hariri no vuelva después de doce días. Así que lo consideramos detenido y retenido, lo que está en contra del acuerdo de Viena y de los derechos humanos”, dijo Aoun en una reunión del Consejo Nacional de Información, según declaraciones reproducidas por la radio libanesa La Voz del Pueblo.

El mandatario denunció que lo que está sucediendo “viola la dignidad de todos los libaneses” y agregó que las autoridades del Líbano continuarán “pidiendo su regreso” y haciendo “todo lo posible para exigir su liberación” a las saudíes. Esta no es la primera vez que Aoun acusa a Riad de mantener a Hariri secuestrado en su territorio e, incluso, de haberlo obligado a presentar su dimisión desde Arabia Saudí, país que tradicionalmente ha apoyado al político suní, que tiene doble nacionalidad libanesa y saudí.

El presidente Aoun, que como establece la Constitución libanesa es cristiano maronita, todavía no ha aceptado la dimisión de Hariri y le exige que regrese al país y la presente en persona.

Por su parte, Hariri ha prometido en los pasados días en varias ocasiones que volverá muy pronto al Líbano y reiteró ayer en un mensaje de Twitter que va a regresar a su país. “Quiero repetir y asegurar que estoy mil (veces) bien y voy a volver, si Dios quiere, a mi querido Líbano, lo vais a ver”, afirmó Hariri en el mensaje, escrito en un registro coloquial, muy parecido al tuit que emitió ayer, en el cual prometió que regresaría en dos días.

El domingo, en una entrevista con la televisión libanesa Al Mustaqbal desde Riad, Hariri también prometió que volvería muy pronto al Líbano y alegó motivos de seguridad para justificar su permanencia en Arabia Saudí y el hecho de haber dimitido desde este país, algo poco habitual, como él mismo admitió. “Estoy aquí en el reino libre y tengo la capacidad de abandonarlo en cualquier momento, pero no quiero que mi familia vuelva a vivir lo que yo viví cuando mi padre (Rafik Hariri) fue asesinado” con un coche bomba en Beirut en 2005, aseguró el primer ministro. Asimismo, arremetió contra el grupo chií Hizbulá, su socio de Gobierno, y contra el principal apoyo de la milicia, Irán, a los que acusó de querer boicotear el Líbano e involucrarlo en los conflictos regionales. De hecho, se cree que la dimisión de Hariri busca golpear a Hizbulá, que detenta bastante poder en el Líbano, y de forma indirecta a Irán, al que Arabia Saudí acusa de inmiscuirse y desestabilizar a los países árabes vecinos.

En medio de la tensión, el titular de Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, viajó ayer a Arabia Saudí, donde se reunirá con Hariri, al que París considerará jefe del Gobierno libanés hasta que no presente su renuncia en persona a Aoun. Fuentes diplomáticas francesas detallaron que el encuentro se celebrará en pocas horas en un lugar no determinado en la capital saudí.