Israel se ha visto envuelto en la pugna que disputa Arabia Saudí contra Irán en el Líbano y, aunque según los analistas no estaría interesado en una tercera guerra con la milicia chií libanesa Hizbulá, los movimientos del reino saudí han alentado los temores. “Puede haber una escalada militar entre Israel y Hizbulá, aunque no creo que estén interesados y están intentando evitar que esto ocurra, pero si Arabia Saudí empuja, puede ser mucho más peligroso para todos”, dijo a Efe el analista de Defensa del periódico Haaretz, Amos Harel.

Desde Israel, los pasos dados por el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, que dirige de facto el reino, se perciben “temerarios” dada la volatilidad de la frontera norte israelí que, a pesar de incidentes esporádicos, se mantiene en relativa calma desde la última guerra de Líbano de 2006. A juicio de Harel, la renuncia del primer ministro libanés, Saad Hariri; las detenciones de miembros de la familia real saudí; el viaje precipitado a Riad del presidente palestino, Mahmud Abás, y el apoyo expreso del presidente de EEUU, Donald Trump, a los movimientos de Bin Salman, reflejan “una agresividad” y denotan que “Arabia Saudí está dispuesta a algo”.

En un artículo publicado el pasado martes en Haaretz, el exembajador estadounidense en Israel Daniel B. Shapiro fue uno de los primeros en plantear la posible presión que estaría ejerciendo Arabia Saudí para contestar a Irán en Líbano a través de una guerra Israel-Hizbulá. “Quizá está buscando un cambio en el rumbo de la región, quizá su ambición es crear un nuevo orden regional. Lo que está claro es que Israel y Arabia Saudí han identificado a un enemigo que cubren los dos, que es Irán”, añade Harel, que asume que ambos países “mantienen contactos entre bastidores”, aunque no tienen relaciones diplomáticas.

israel mira hacia irán Con la derrota sobre el terreno del grupo yihadista Estado Islámico (EI), el avance de las fuerzas del presidente sirio, Bachar Al Asad, apoyado por Hizbulá y fuerzas iraníes, ha ido poniendo en guardia a Israel que desde hace meses recuerda que no permitirá la presencia e influencia de Teherán cerca de su frontera. Para Israel, Irán es una “amenaza existencial”, y una de sus mayores preocupaciones es que Hizbulá asiente bases de acción en Siria pero, según el analista israelí de Crisis Group Ofer Zalzberg, confía en que Rusia lo contenga, “igual que lo hizo con Bachar Al Asad con los ataques israelíes de objetivos militares sirios en los últimos meses”.

Zalzberg cree que Irán “ha armado a Hizbulá (en Siria), en parte, como un segundo vector de ataque para impedir que Israel lo golpee”, y al mismo tiempo persistir en “una amenaza que obviamente Teherán querría mantener”. Así ningún bando estaría interesado en una confrontación militar a gran escala, e Israel solo estaría dispuesto a un “contraataque limitado”, un riesgo que podría asumir para impedir que Hizbulá adquiriera mayor capacidad para producir misiles de largo alcance”. “Como respuesta, los planes israelíes asumen una reacción deliberadamente limitada ante cualquier represalia de Hizbulá”, aseguró en un informe esta semana.

El último gran conflicto que enfrentó a Hizbulá e Israel comenzó el 12 de julio de 2006, tras el secuestro de dos militares israelíes a manos del grupo chií, que se convirtió en una guerra abierta con 1.200 muertos del lado libanés, en su mayoría civiles, y 162 israelíes, la mayoría de ellos militares. El Ejército israelí asegura intermitentemente estar preparado para la tercera guerra con Hizbulá, que asume llegará tarde o temprano.

Pero el factor saudí ha irrumpido inesperadamente en la agenda porque “se han metido en la cabeza que una confrontación militar entre Hizbulá e Israel sería bueno para ellos porque hay una fuerza suní en Líbano que puede empujar la influencia iraní” en el país, valora Harel.

De momento no se ha percibido una escalada militar en el terreno, ni movimiento de tropas, más allá del incremento de la tensión provocada por los movimientos regionales que protagoniza Arabia Saudí, pero tampoco se olvida que algunos conflictos han comenzado con errores que no estaban medidos. “En Israel hay una razón para permanecer calmado contra Hizbulá, porque sabemos lo peligroso que puede ser para nuestra población civil. Por otra parte, Hizbulá sabe lo que puede ocurrir si Israel decide actuar. Arabia Saudí es el que no tiene nada que perder”, zanja Harel.