Londres - La activista paquistaní Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz, confirmó ayer que estudiará en la universidad británica de Oxford la licenciatura de Filosofía, Política y Económicas. Malala, de 20 años, corroboró con una imagen en su cuenta de Twitter que ha obtenido una plaza para cursar esas materias en el prestigioso centro académico. A principios de año, la activista por el derecho a la escolarización de las niñas reveló durante una conferencia que había recibido una oferta para matricularse en una universidad de este país, sin desvelar cuál era, que podría aceptar tan solo si obtenía la máxima puntuación en tres asignaturas en sus exámenes previos.
En su tuit, Malala indicó que está “emocionada por ir a estudiar a Oxford” al tiempo que envió sus “mejores deseos” al resto de estudiantes británicos que también conocieron ayer los resultados académicos que determinarán su futuro universitario. La licenciatura que cursará Malala fue la escogida en su día por algunas figuras prominentes de la política, como la malograda ex primera ministra de Pakistán Benazir Bhutto, la activista birmana por la democracia Aung San Suu Kyi o el ex primer ministro británico conservador David Cameron, entre otros.
tiroteada en pakistán Malala esquivó la muerte en 2012 en su Pakistán natal, después de que los talibanes trataran de asesinarla a tiros cuando se encontraba de camino al colegio en represalia por haber hecho una campaña pública a favor del acceso a la educación de las niñas. El ataque provocó heridas graves en la cabeza de Malala, que fue trasladada al hospital Queen Elizabeth de Birmingham (centro de Inglaterra), donde fue tratada con éxito.
El pasado abril, la ONU la nombró mensajera de la paz y en 2014 se convirtió, a los 17 años, en la persona más joven en ser galardonada con el Nobel de la Paz por su activa campaña en favor de la escolarización de las niñas, sobre todo en zonas de conflicto. En 2013, Malala y su padre, Ziauddin, crearon una fundación para concienciar acerca del impacto social y económico que tiene la educación de las niñas. El pasado 15 de julio, Qandeel Baloch fue asfixiada mientras dormía por su propio hermano, quien aseguró hacerlo porque las publicaciones en redes sociales de la celebridad de la web “deshonraban a su familia”. La muerte de Qandeel volvió a poner sobre la mesa la indignación por los crímenes de honor en el país. De hecho, de acuerdo al informe de brecha de género que cada año presenta el Foro Económico Mundial, Pakistán es el segundo peor país del mundo para ser mujer, solamente debajo de Yemen.
Coincide que el pasado día 8 se publicó que los talibanes paquistaníes intentan seducir a las mujeres con el lanzamiento de una revista femenina digital en inglés en la que les invitan a unirse a la yihad, aprender el uso de granadas y prepararse para lanzar ataques suicidas.
En Sunnat-e-Khaula, (El camino de Khaula), en honor a una guerrera de los tiempos de Mahoma, con 45 páginas a color y una portada con una mujer en burka, el principal grupo talibán del país, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), afirmó que es la “última esperanza para Pakistán” y anima a las mujeres a unirse a su lucha. “Nosotros queremos provocar que las mujeres del islam den un paso adelante y se unan a las fuerzas muyahidines”, explica en su editorial la publicación, que comenzó a ser distribuida este mes por el servicio de mensajería Telegram.
La ironía es que, en Pakistán, las mujeres no pueden testificar; su conducta se percibe como “una medida del honor de su familia o su tribu”; no pueden contraer matrimonio con quien ellas quieran o, por ejemplo, estudiar libremente. Los ataques con ácido son una represalia habitual. Malala lo sabe muy bien. - Efe/DNA