Bogotá - ¿Cuál es la valoración que puede hacer de su gestión después de siete años al frente de los destinos de Colombia?

-Cualquier gobernante lo que tiene que hacer es mirar para atrás y ver si deja un país mejor de lo que lo recibió. Yo creo que, sin duda, todos los indicadores muestran que hoy Colombia está mucho mejor de lo que estaba hace siete años. Por su supuesto nos falta muchísimo camino por recorrer, pero creo que podemos decir que tenemos la satisfacción del deber cumplido porque en las prioridades que son lo social hoy somos campeones en América Latina en reducción de pobreza, de pobreza extrema, de generación de empleo.

En lo económico, a pesar de las dificultades que hemos vivido, el coletazo del peor choque externo que hemos tenido desde la época de la Gran Depresión de los años 30, seguimos creciendo muy por encima del promedio latinoamericano, seguimos con grado de inversión y tenemos la inversión más alta de América Latina. Y, por supuesto en materia de paz, le estamos dejando al próximo Gobierno un país con los índices más bajos de homicidios, por ejemplo, en los últimos 40 años; de secuestros en los últimos 40 años, de ataques terroristas, de piratería terrestre, y le estamos dejando un país, que es lo más importante, en paz con las FARC.

¿Cree que Colombia se puede considerar hoy un país en paz?

-Un país en paz con las FARC. Todavía tenemos problemas de inseguridad pero vamos a tener una gran oportunidad y es que nosotros no hemos reducido nuestro Ejército, nuestra Policía, todo lo contrario, las hemos fortalecido, y ahora podremos utilizar todos esos recursos que se estaban desplegando en contra de las FARC para que los grupos que están hoy ocasionando esa inseguridad queden a buen recaudo. De manera que lo que estamos viendo, y lo hemos visto en los últimos meses, es un incremento en la efectividad de la fuerza pública porque ahora está concentrada en contra de estos grupos y quedó libre, por así decirlo, después de haber firmado la paz con las FARC.

¿Es posible dejar atrás la cultura de la confrontación política y qué hace falta para eso?

-Yo quisiera dejar al país mucho menos polarizado de lo que está. Para mí sería un inmenso placer. Yo creo que sería lo que más le convendría al país, poder reconciliarme con mi antecesor, el expresidente (Álvaro) Uribe. Lo he ensayado muchas veces pero no he podido encontrar respuesta. Y aquí viene el Papa precisamente a dar un paso, el primer paso lo llama él, hacia la reconciliación. El país necesita esa reconciliación. Si pudimos reconciliarnos con las FARC cómo no vamos a poder reconciliarnos entre los colombianos que infortunadamente durante 200 años de vida republicana hemos tenido más guerras que otros países de América Latina, es el momento de cambiar y poder vivir en paz y juntos.

En este sentido, ¿el Premio Nobel de la Paz le ha cambiado de alguna manera su forma de ver la política o de ejercer el poder?

-Sí, me ha ayudado muchísimo a ser mucho más tolerante, a ser mucho más comprensivo, a por ejemplo, no tratar a la guerrilla como enemigos sino como adversarios porque enemigo denota una palabra que quiere decir exterminar: al enemigo hay que exterminarlo, al adversario hay que vencerlo.

Después de ocho años en el poder no es fácil volver a ser un ciudadano común y corriente. ¿Cuáles son sus planes para cuando deje la Presidencia? ¿Va a continuar en la política, va a continuar en Colombia?

-Mire, lo primero que tengo totalmente decidido es que no voy a molestar a mi sucesor, no le voy a poner palos en las ruedas y no lo voy a cuestionar, y desde ya le deseo el mayor de los éxitos y si me necesita para cualquier cosa, ahí me tendrá. Pero yo no voy a intervenir en la política, yo me voy a retirar de la política, me voy a dedicar a la academia, a dar conferencias, a escribir y a dedicarle tiempo a mi familia.

Pero, ¿va a continuar, se va a quedar a vivir en Colombia?

-Yo prefiero vivir en Colombia.

¿Va a crear alguna fundación relacionada con el Nobel, con su obra de gobierno?

-Voy a crear una fundación para ayudar a las víctimas, para ayudar a la reconciliación y para poder compartir las experiencias que hemos tenido aquí en Colombia con otros países, de pronto una fundación ayudaría a eso y estamos creando una fundación.

¿Cómo se explica el hecho de que su partido, el Partido de la U, haya decidido no tener un candidato presidencial en 2018?

-Muy sencillo, no hay una persona que pueda tener las posibilidades de ser un candidato exitoso en este momento. Ellos lo que han decidido es jugar para tener una buena representación en el Congreso y más bien influir en quién sería el presidente en las próximas elecciones. Es una decisión que el partido tomó y hay que respetarla.

¿Es una cuestión más de pragmatismo político?

-Yo creo que de realidad política.

¿Cree usted que es posible llegar a un acuerdo final con el ELN antes de que termine su mandato?

-Si hay voluntad real, sí.

Del Gobierno se sabe, pero de parte de ellos...

-Si hubiese voluntad real por parte de ellos habríamos avanzado mucho más. Tienen algunas dificultades internas que son comprensibles pero yo espero que si esa voluntad realmente existe, podamos avanzar rápidamente.

Pasando al tema de Venezuela, usted el sábado calificó como “primer acto dictatorial” la decisión de la Asamblea Constituyente de destituir a la fiscal Luisa Ortega. ¿Considera que el presidente Maduro, como dijo el presidente Trump, es un “dictador”?

-Lo que está sucediendo en Venezuela infortunadamente es una destrucción de la institucionalidad democrática. El propio vocero del régimen describió la Constituyente como el poder constituyente que está por encima de todos los poderes constituidos ¿Cuáles son los poderes constituidos? El poder de la Justicia, el poder Legislativo, el poder Ejecutivo, eso es poner en marcha una instancia todopoderosa que no guarda ningún respeto por la división de poderes o por la institucionalidad democrática y eso se llama una dictadura.

¿Cree que es posible encontrar una salida a la crisis venezolana con el presidente Maduro en el poder?

-La esperanza es lo último que se pierde y yo espero que alguna salida pacífica pueda encontrarse, negociada entre las partes, porque Venezuela se merece una salida que no sea violenta y habrá que insistir en esa salida por todos los medios posibles.

¿Mantiene algún tipo de contacto con el Gobierno venezolano, algo que ellos le pudieran escuchar, un consejo, una recomendación?

-Por la vía indirecta hay siempre comunicaciones, por supuesto, pero personalmente, por ejemplo, yo no hablo con el presidente Maduro desde que tuvimos un incidente donde unos soldados venezolanos entraron a territorio colombiano (en marzo pasado) y nos tocó responder con mucha energía.

Usted planteó recientemente la posibilidad de una ruptura de relaciones de Colombia con Venezuela.

-No es una opción que esté contemplando en este momento, es simplemente una respuesta a una pregunta donde dijeron que si yo descartaba esa posibilidad. Las opciones todas están sobre la mesa y no se descartan, pero no creo que sea la forma más útil y conveniente para mantener alguna posibilidad de diálogo y para mantener alguna posibilidad de ayudar a una solución pacífica.

Estados Unidos anunció la semana pasada que si Colombia no ataja el problema de las drogas eso podría generar problemas tanto políticos como bilaterales ¿se está enfriando la relación con Washington?

-No, en unos días viene el vicepresidente (Mike) Pence, es su primera visita a América Latina y escogió Colombia como un gesto porque tenemos unas muy buenas relaciones. Estados Unidos sabe perfectamente que tenemos un plan, por primera vez, concreto, medible, para reducir el tamaño de los cultivos de coca, ellos saben que estamos incautando más cocaína y destruyendo más laboratorios que nunca antes y saben que este es un problema que tiene una responsabilidad compartida, en la expresión de un funcionario que fue embajador aquí. Sobre las relaciones entre EEUU y Colombia, de ninguna manera se están afectando en el fondo, lo que hay son unas relaciones que hemos tenido muy privilegiadas.

¿Cómo entiende entonces ese mensaje que le manda?

-Por razones políticas internas allá a él lo ponen contra la pared y entonces dice eso para su mercado interno, pero las relaciones van muy bien.

Se ha dicho que con la paz el país crecería un 1-2% adicional, ¿cuándo se va a empezar a notar?

-Eso se demora en la medida en que comencemos a llevar la infraestructura a estas regiones que nunca han tenido presencia del Estado, en la medida en que pongamos a producir toda esa tierra que estaba totalmente improductiva, eso tiene todavía un tiempo por transcurrir, pero ya se está viendo el aumento, por ejemplo en el turismo, un aumento importante y vamos a tener aumentos en la inversión. Ya se están viendo los frutos, poco a poco se van viendo, se demora un tiempo pero se van a ver.