Londres - Carteles con las fotos de los desaparecidos en el incendio de la torre Grenfell de Londres se suceden en las calles del barrio de North Kensington, donde el apoyo de la comunidad está siendo “increíble”, según relataron los voluntarios que ayudan a los afectados. Los rostros de Jessica, Hesham, Abdulaziz, Faouzia, Mehdi o Ali, acompañados de la palabra missing (desaparecido), copan North Kensington, donde el miércoles las llamas devoraron con rapidez la torre Grenfell, en la que vivían entre 400 y 600 personas.

Salir de la estación de metro de Latimer Road, la más cercana al edificio residencial, se convierte en un viaje al corazón de una tragedia que ha provocado ya 30 muertos -que la Policía eleva hasta 58 incluyendo los desaparecidos-, 24 heridos, muchos de ellos en estado “crítico”, y, según los medios, 70 personas podrían estar desaparecidas. Carteles y más carteles con las fotos de los desaparecidos cubren las paredes del metro, en las cabinas telefónicas e incluso en camisetas de la gente que, pese a que la Policía Metropolitana ha anunciado que no espera “encontrar más supervivientes”, siguen buscando a sus seres queridos.

Al tiempo que el drama y la conmoción por la fatalidad aún se respiran en el área donde está la torre -una de las más deprimidas del, paradójicamente, acomodado barrio de Kensington- la generosidad de los voluntarios insufla de esperanza a los damnificados.

“El apoyo de la comunidad está siendo increíble, se están volcando absolutamente”, afirmaba Sara, una voluntaria que aseguraba que prestar su ayuda a las víctimas del incendio es “lo mejor” en lo que puede emplear ahora mismo su tiempo. Esta joven de 17 años colabora con otras 40 personas en el centro deportivo Harrow Club, reconvertido tras el suceso en un almacén donde guardan parte de las miles de donaciones recibidas por los vecinos para las personas desalojadas del inmueble, compuesto por 120 apartamentos, muchos de ellos de protección oficial. “Es una locura la cantidad de donaciones que hemos recibido”, señalaba Sara a las puertas del centro en el que se agolpaban decenas y decenas de cajas y, sobre todo, garrafas de agua, la donación que más se ha recibido. - P. Baena Velasco