París - El nuevo Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, presentó ayer una ambiciosa ley para regenerar la vida política mientras capea su primera gran polémica, un caso de posible nepotismo que afecta a uno de sus ministros. En un país donde la desafección hacia la política es galopante, la investigación abierta supone un duro revés para la imagen de Macron y de su Gobierno, que echó a andar hace solo dos semanas. Mientras el Gobierno capeaba esta incómoda polémica, el ministro de Justicia francés, el centrista François Bayrou, presentaba en una larga conferencia de prensa un borrador de ley para atajar la corrupción en la política. Entre los cambios más sustanciales, se incluye una intrincada reforma constitucional, que necesitaría de tres quintos de los diputados, con la que se acabaría con el tribunal especial para juzgar a miembros de Gobierno y se establecería una limitación de mandatos a tres consecutivos.

A través de leyes ordinarias u orgánicas -más sencillas de poner en marcha-, se luchará contra el conflicto de interés de los políticos para acabar con la atribución de empleos a familiares por parte de cargos públicos. Este ha sido un punto especialmente sensible en los últimos meses en Francia, desde que se descubriese a inicios de año que el antiguo candidato conservador a la presidencia de Francia, François Fillon, había empleado a su mujer durante décadas como asistente parlamentaria.

Otra medida innovadora presentada por Bayrou fue la del banco de la democracia, cuya misión será financiar las campañas de los partidos políticos para que todos tengan igualdad de condiciones a la hora de lograr préstamos. - Efe