Londres - “La información que Reino Unido comparta debe estar segura”, le tuvo que recordar la primera ministra británica, Theresa May, al presidente estadounidense, Donald Trump, en la cumbre de la OTAN en Bruselas, a raíz de las constantes filtraciones sobre la investigación policial tras el atentado de Mánchester que llevaron a Londres a dejar de compartir sus resultados con Washington. “Las supuestas fugas que salen de agencias gubernamentales son profundamente preocupantes. Estas filtraciones han estado sucediendo durante mucho tiempo y mi administración llegará al fondo de esto. Las fugas de información sensible constituyen una grave amenaza para nuestra seguridad nacional”, recalcó Trump.

El miedo a más filtraciones en un momento clave de la investigación, cuando aún comienzan los registros y las detenciones, llevaron a la Policía británica a cortar por lo sano. La líder conservadora fue más allá y dijo que este asunto podría minar la “relación especial” que hay entre los dos países, una asociación que se basa principalmente en la confianza mutua.

Trump anunció una investigación y advirtió de que los responsables podrían ser procesados. Intentó rebajar la tensión tras las filtraciones constantes sobre la identidad del detenido y las detenciones de sus familiares en Libia. La gota que colmó el vaso fue la difusión de las fotos tomadas por el equipo forense en el Manchester Arena a los restos del artefacto. Así las cosas, a nadie le sorprende que la Policía de Mánchester reconozca estar “furiosa por las fugas” y tildan lo sucedido de “completamente inaceptable”. Londres optó por la estrategia de la prudencia, dando la información a la prensa y a la ciudadanía a cuentagotas. Sin ir más lejos, ayer el responsable de la policía de Mánchester, Ian Hopkins, se limitó a decir que la investigación avanza con detenciones “significativas.”

Por el momento se sabe que Abedi viajó a Reino Unido desde Libia a través de Turquía y Alemania, tan solo cuatro días antes del atentado suicida en Manchester. En concreto, comenzó su viaje en Trípoli, de donde hizo una parada en Ankara para volar a Düsseldorf. Sin embargo, el nombre de Abedi no estaba en ninguna lista de vigilancia alemana ni sujeto a ninguna apelación. Los investigadores británicos tratan de establecer si Abedi tenía una conexión con el Estado islámico u otras organizaciones yihadistas como Al Qaeda. Si bien el EI se adjudicó la responsabilidad del ataque de Mánchester, los funcionarios de inteligencia británicos están tratando la reclamación con precaución.

Lo que sí fue confirmado es que desde el pasado ataque de Westminster hace dos meses se habrían conseguido parar a tiempo otros cinco complots terroristas. Pero la cifra más llamativa fue cuando apuntaron a que unos 3.000 extremistas islámicos potencialmente violentos están viviendo en el Reino Unido.

visita de la reina a los heridos La cifra de heridos proporcionada por el NHS fue actualizada a 75 hospitalizados, estando 23 de ellos en cuidados intensivos. Algunos de ellos tuvieron una visita sorpresa, la de la Reina Isabel II, que visitó el Royal Manchester Children Hospital, donde tildó el atentado como “muy malvado”. La monarca no suele hacer este tipo de visitas improvisadas, y fue su hijo, el príncipe Carlos quien visitó a las víctimas del ataque de Westminster. Sin embargo, los medios británicos apuntan que refleja cómo está afectada por la tragedia. “Fue espantoso”, reconocía Evie Mills, de 14 años, una de las jóvenes que permanece ingresada recuperándose de sus heridas, tras acudir al concierto de Ariana Grande para celebrar su cumpleaños. “Lo terrible fue que todo el mundo era tan joven”, repetía en compañía de sus padres. En total, doce niños menores de 16 años fueron trasladados al hospital por ambulancia tras el ataque terrorista.

En el caso de Amy Barlow, de 12 años, de Helmshore, Lancashire, también permanece ingresado, en compañía de su madre Cathy y su padre Grant, que no se han separado de su cama. Juntos comentaban la increíble respuesta de la comunidad ante la atrocidad.

El marido de otra de las heridas, reconocía que el teléfono móvil de su mujer podría haberle salvado la vida. Lisa Bridgett, de 45 años, estaba hablando después del concierto cuando la explosión envió una tuerca de acero hacia su cabeza. Bridgett perdió un dedo como consecuencia del golpe, pero la tuerca golpeó después su teléfono y desvió su trayectoria. “Tiene mucha suerte de estar viva”, admitía su marido.

Homenajes La canción Don’t Look Back in Anger (No mires hacia atrás con ira) del grupo Oasis, se convirtió ayer en el símbolo del espíritu de Mánchester. Unas 400 personas se reunieron en una céntrica plaza para guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas de ataque, cuando Lydia Bernsmeier-Rullow, sujetando un ramo de flores, comenzó a cantar el primer verso de la banda de Mánchester y la multitud pronto se unió. “Amo a Mánchester y Oasis es parte de mi infancia”, reconocía Bernsmeier-Rullow, de 32 años, hija de un famoso presentador de radio local, Mike Shaft, poco después de la actuación. El momento fue compartido en redes sociales y se hizo viral, siendo visto como un poderoso símbolo del humor de Mánchester. “Ese momento fue algo especial”, reconoció Andy Burnham, alcalde Mánchester.