París - Apenas horas después de ser elegido presidente de Francia, Emmanuel Macron comenzó a preparar ayer la batalla de las legislativas de junio, en las que pretende obtener el respaldo suficiente para aplicar su programa político, ante el estado de indecisión de los partidos rivales. Macron, quien fue ministro de Economía del presidente saliente, el socialista François Hollande, pretende así defender el proyecto de renovación de la vida política, pero asentándose en parte de los restos de los partidos tradicionales, sobre todo de los socialistas y de los conservadores.
Ante las dudas de que su neófito movimiento político pueda lograr una mayoría absoluta, el centrista François Bayrou, uno de los apoyos más mediáticos de Macron, mostró ayer su confianza en una amplia victoria. “Los franceses son inteligentes y darán al presidente los medios para actuar”, señaló en declaraciones a France Info.
Frente a quienes consideran que Macron se impuso por descarte, el líder centrista aseguró que se ha creado “un entusiasmo” sobre la figura del nuevo presidente, que se cristalizará en un gran respaldo electoral en las legislativas. Bayrou agregó que sus rivales políticos “tienen todos un punto en común: su único objetivo es el de impedir que se aplique el programa” de Macron.
Ese es el fin declarado de buena parte de las formaciones políticas, que no han ocultado su intención de liderar la oposición, aunque solo la ultraderechista Marine Le Pen, derrotada en la segunda vuelta de las presidenciales, parece hacerlo con un partido relativamente unido.
La líder de la extrema derecha aseguró que el apoyo otorgado por los representantes de las fuerzas tradicionales a Macron tras la primera vuelta de las elecciones “les desacredita” para oponerse ahora al nuevo jefe de Estado.
Un argumento en el que insistieron ayer sus acólitos. El secretario general del ultraderechista Frente Nacional (FN), Nicolas Bay, aseguró que “ha quedado atrás la división entre izquierdas y derechas y ha dejado paso a la división entre mundialistas y patriotas”. El llamamiento a integrar la mayoría presidencial lanzado por Macron ha hecho mella en los otros partidos, tanto en los socialistas como en los conservadores.
Los segundos, que de cara al exterior mantienen que pueden lograr una mayoría suficiente que les permita gobernar, han visto cómo algunas de sus figuras han abierto la puerta a presentarse bajo el paraguas de Macron. Es el caso del exministro Bruno Le Maire, derrotado en las primarias de noviembre pasado y que aseguró que se sentía “capaz de trabajar en una mayoría de Gobierno” junto al presidente.
Tardó poco en responderle François Baroin, que dirigirá la campaña de Los Republicanos y que aseguró que, si se acerca a Macron, tendrá un candidato conservador enfrente disputándole su circunscripción electoral. Pero Baroin no tiene controlado el partido y algunos barones han comenzado ya a ponerle límites. El caso más claro es el del presidente de la región de Provenza Alpes Costa Azul, Christian Estrosi, quien le ha advertido de que no le apoyará si no rebaja el programa de derecha dura que condujo a la derrota en las presidenciales a François Fillon.
Más disperso aparece aún el Partido Socialista, donde proliferan los responsables que, de forma apenas disimulada, piden presentarse bajo el paraguas de En Marcha, lo que está dejando en una posición muy incómoda a la dirección.
El izquierdista Jean-Luc Mélenchon, por su parte, aspira a amortizar su posición ambigua en la segunda vuelta, en la que no pidió el voto por Macron. Eso le legitima, en su opinión, para liderar la oposición de izquierdas, una postura a la que puede atraer a algunas figuras socialistas.
Acto con Hollande Mientras, Emmanuel Macron y el mandatario saliente, François Hollande, escenificaron ayer un simbólico apretón de manos bajo el Arco del Triunfo parisino, donde celebraron los 72 años del triunfo ante la Alemania nazi. En su primer acto público, Macron acudió al acto de homenaje invitado por quien será su antecesor una vez se formalice el traspaso de poderes, programado para el próximo 14 de mayo.
Bajo el emblemático Arco del Triunfo, el socialista Hollande recibió con una sonrisa y un apretón de manos a Macron, al mismo que introdujo en el mundo de la política y al que nombró ministro de Economía entre 2014 y 2016. “Estuvo a mi lado cuando yo era candidato, luego cuando fui presidente, posteriormente fue ministro de mi Gobierno (...) Se emancipó y quiso presentar un proyecto a los franceses”, dijo Hollande.
Macron fue durante varios años uno de los más influyentes consejeros de Hollande y promovió algunas de sus reformas más polémicas, como la del mercado laboral. Para el presidente saliente, el más impopular de las últimas décadas, no supuso una traición que Macron dimitiese de su puesto de ministro y fundase un movimiento propio que mermó electoralmente al gubernamental Partido Socialista (PS). “Sabe que si necesita una información, un consejo, una experiencia se dirigirá a mi libremente, siempre estaré a su lado”, refirió.