París - El candidato liberal a la Presidencia francesa, Emmanuel Macron, fue recibido ayer con vítores en la periferia de París, donde acudió con propuestas de seguridad y reinserción y compensó la fría acogida y los abucheos de la víspera con trabajadores de Whirlpool en Amiens.
Macron, cuya popularidad ha bajado cuatro puntos en un mes, aunque según un último sondeo se mantiene como el político favorito de los franceses, apareció rodeado de jóvenes y niños, con quienes jugó brevemente al fútbol. “No voy solo a los sitios fáciles. (...) Voy a todos los sitios, con propuestas. Digo la verdad. No digo: ‘Conmigo va a ser formidable’”, declaró a la prensa.
“No estoy obsesionado” con, Marine Le Pen, su rival en la segunda vuelta del 7 de mayo, dijo Macron, para quien el proyecto de su contrincante es el de una “Francia fracturada”, que no responde a la realidad del país.
A juicio de Macron, que Le Pen esté en la segunda vuelta, a la que pasó tras haber logrado en la primera, celebrada el pasado 23 de abril, el 23,1 % de los votos, “es fruto de la ineficacia colectiva a la hora de arreglar los problemas de la gente”. “Yo quiero actuar, denunciar lo que es incoherente. (...) No hago grandes promesas. Digo lo que sé y lo que puedo hacer. Es el único camino posible. El resto es demagogia”, añadió Macron.
Marine Le Pen, subió ayer a un barco de pesca en el Mediterráneo francés para escenificar su defensa de “la Francia que madruga” frente a su rival en la segunda vuelta, Emmanuel Macron, al que consideró “el candidato de la oligarquía”. Le Pen resaltó su “compromiso” con los pescadores subiendo a un pesquero a primera hora de la mañana desde el puerto mediterráneo de Grau-du-Roi.
“Quiero mostrar mi solidaridad con este trabajo tan duro frente a Macron, que no soporta el concepto de dureza laboral”, señaló. - Efe