EL CAIRO - Los cerca de 5.000 civiles y milicianos evacuados ayer de los pueblos chiíes de Fua y Kefraya, en la provincia siria de Idleb, fueron blanco hoy de un ataque con coche bomba, que dejó al menos 43 muertos y decenas de heridos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de que la explosión se produjo en la zona de Al Rashidín, a las afueras de la ciudad de Alepo, donde las víctimas estaban esperando desde el viernes a ser trasladadas a su destino final.

Según la ONG, el vehículo que estalló es un cuatro por cuatro tipo furgoneta (pick-up) y provocó una gran destrucción en los autobuses a bordo de los cuales los evacuados llegaron a Alepo y esperaban ser llevados al pueblo de Yebrín, cercano a la urbe. Imágenes de los momentos posteriores a la explosión mostraron los autobuses carbonizados y numerosos cadáveres esparcidos en los alrededores de los mismos, así como sobresaliendo de las ventanillas de los vehículos, que estallaron con la deflagración.

Entre los cuerpos, algunos de pequeñas dimensiones, había mantas, ropa y enseres personales de los evacuados, que abandonaron sus hogares en Fua y Kefraya, después de haber permanecido cercados durante más de dos años por varias facciones islámicas e insurgentes. La agencia de noticias oficial siria, SANA, informó de que decenas de civiles fallecieron y resultaron heridos, y destacó que la mayoría de las víctimas son niños y mujeres, de las familias evacuadas de Fua y Kefraya.

Según el corresponsal de la agencia en Alepo, el coche bomba se introdujo en la zona con el pretexto de entregar ayuda humanitaria, pero no precisó quién podría haberlo conducido hasta allí. El Observatorio informó de que entre los evacuados había 1.300 milicianos leales al Gobierno sirio, pero precisamente el número de los hombres armados que salieron de las poblaciones sitiadas causó una disputa entre las partes y bloqueó el traslado durante más de 36 horas.

La evacuación dio comienzo el viernes en virtud de un acuerdo alcanzado en marzo entre el grupo chií libanés Hizbulá e Irán, aliados de Damasco, y la facción siria Ejército de la Conquista, y que fue auspiciado por Catar. El pacto incluía la salida de combatientes rebeldes y sus familias de las localidades de Madaya y Al Zabadani, ubicadas al noroeste de la capital siria y sitiada por las fuerzas gubernamentales. Poco después de la explosión de ayer, se reanudó el proceso de evacuación, tanto de los residentes de Fua y Kefraya, como de los más de 2.000 civiles y combatientes que salieron ayer de Madaya y que también se habían quedado bloqueados a las afueras de Alepo.

Desde el viernes, la Media Luna Roja siria les había prestado asistencia en esa área, aunque algunos de los evacuados se quejaron de que no les han ofrecido comida caliente y que apenas pudieron bajarse de los autobuses. Según testimonios recogidos por el Observatorio, los equipos de la Media Luna Roja sólo les dieron “agua, galletas y conservas”.

La ONG señaló que, después de que se completaran los “trámites logísticos”, los autobuses empezaron a moverse para finalizar el proceso que dio comienzo el viernes al amanecer.

Los vehículos que transportan a los evacuados de Madaya emprendieron por la tarde el camino desde la zona de Al Ramusa hacia la provincia de Idleb, controlada por los insurgentes. - Efe