Moscú - Trece años después, la condena del Tribunal de Estrasburgo a Rusia por no haber protegido a los rehenes tomados por terroristas en una escuela de Beslán revive aquellas 52 horas de horror que causaron 334 muertos, más de la mitad niños. Con su sentencia largamente esperada, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) dio la razón a los familiares de las víctimas y a los rehenes supervivientes, que exigían justicia y el reconocimiento de que las autoridades no impidieron el secuestro a pesar de saber que se preparaba un atentado de esas características.
El veredicto condena a Rusia al pago de una indemnización total de tres millones de euros a los 409 demandantes, por considerar que hubo “graves fallos” en la gestión de la crisis, que terminó con una auténtica masacre.
La mañana del 1 de septiembre de 2004, un comando de rebeldes armados que exigían el fin de la guerra de la vecina Chechenia entró en una escuela de la pequeña localidad de Beslán, en la región caucásica rusa de Osetia del Norte, y tomó como rehenes a más de 1.200 personas, 800 de ellos niños, además de padres y profesores.
Las primeras víctimas se registraron en el tiroteo que se desató entre los terroristas y los policías que llegaron al lugar, tras lo cual el comando agrupó a los rehenes en el gimnasio del centro, que sembró de explosivos. Comenzaban 52 horas de horror, en las que apenas se pudo obtener la liberación de tres decenas de rehenes, empezó a faltar agua y alimentos y algunas madres tuvieron que optar por salvar a uno de sus hijos y dejar a otros en medio de ese infierno. El 3 de septiembre, una confusa operación de rescate iniciada por las fuerzas de seguridad rusas se saldaba con más de 330 muertos, de los cuales 186 eran niños.
Desde entonces, las Madres de Beslán, organizadas para exigir justicia, trataron de combatir el olvido y de lograr la condena de los culpables, acudiendo cada año al gimnasio de la vieja escuela convertido en lugar de peregrinación y recuerdo.
Ayer la Corte europea determinó que las autoridades rusas “disponían de suficiente información precisa sobre un plan de ataque terrorista en la región, ligado al inicio del curso escolar”. El Tribunal de Estrasburgo cree que se deberían haber tomado “medidas de prevención y protección” en todos los centros escolares de la región. Y el fallo concluye que “no hubo un examen adecuado sobre la manera en la que murieron las víctimas” y que no se investigó debidamente el uso indiscriminado por parte de las fuerzas del orden de lanzagranadas, lanzallamas y un cañón de asalto en la toma del colegio, entre otras acusaciones.
Insuficiente indemnización A pesar de la alegría por la sentencia condenatoria, los demandantes -más de 400 entre familiares de los fallecidos y rehenes que resultaron heridos- consideran insuficiente la indemnización estipulada. “Algunos recibirán 5.000 euros, otros 20.000. Estas sumas son insuficientes para cubrir el enorme daño moral. Pero el objetivo principal no era la compensación del daño moral, sino establecer los culpables del atentado”, dijo Aneta Gadieva, representante de las Madres de Beslán.
Nada más conocerse la sentencia, el Kremlin la calificó de “inaceptable”, en palabras de su portavoz, Dmitri Peskov, y el Ministerio de Justicia anunció que se recurrirá en el plazo correspondiente. Los demandantes quieren ahora acudir al Tribunal Supremo de Rusia para exigir que se diriman las responsabilidades de las autoridades que actuaron con negligencia y no adoptaron las medidas necesarias para evitar la muerte de los rehenes. Muchas madres de niños muertos en la tragedia responsabilizan al presidente ruso, Vladimir Putin, por haber ordenado una operación de rescate pese a saber que ésta tenía muchas posibilidades de saldarse con la muerte de centenares de inocentes.
Una de ellas, Emma Betrozova, perdió durante la controvertida operación de las fuerzas especiales rusas a su marido y a sus dos hijos, de 14 y 16 años.