Iraitz Astarloa

Donostia - A las 15.10 horas, el tren en el que Irati Icardo, una irundarra de 22 años, viajaba con destino a Estocolmo, paró su marcha a diez minutos de su destino. “Nadie nos decía, nadie nos informaba de nada. Me ha llegado un WhatsApp con el enlace de la noticia, pero no podía ni abrirlo. Me he enterado a través de Twitter”, relató Icardo horas después del ataque. La joven, residente desde el pasado mes de agosto en Linköping, una ciudad a dos horas de Estocolmo, viajaba a la capital sueca para reunirse con su novio. Su intención era regresar ayer mismo a su ciudad de residencia, pero el atentado frustró sus planes. “Ahora estoy en la estación sur de Estocolmo, intentando conseguir volver a casa de alguna forma, pero los trenes de larga distancia todavía no funcionan y en las carreteras hay muchísimo tráfico”, explicó la joven irundarra, que reconocía estar “bien, pero muy nerviosa”.

“Estábamos en el tren y nos han tenido hora y media esperando sin decirnos nada. Al final nos han dicho que había habido un atentado”, explicó. Retenida a diez minutos de la capital sueca, Icardo y sus compañeros de viaje tardaron horas en llegar a la estación de tren del sur de Estocolmo. “En el tren la gente estaba tranquila, pero ahora en la estación se ve muchísimo nerviosismo entre la gente. Todos queremos volver a casa. La gente está discutiendo con los policías, con los de seguridad, con los de la empresa de trenes...”, describió.

El atropello mortal cundió el pánico en un país considerado de los más seguros de Europa. “Es que yo me sentía tan segura aquí. ¡No podía esperarme algo así! Lo ves en París, en Niza, en Bruselas y piensas: ¡Qué cerca!, pero nunca crees que te va a pasar a ti”, exclamó. “Estoy como en shock. Me lo podía esperar más allí que aquí”, afirmó. Durante su estancia en el país nórdico, esta joven estudiante no ha apreciado excepcionales medidas de seguridad. “Esto no es Bruselas, no hay tanta Policía por la calle. Está claro que a partir de ahora voy a tener que andar con más cuidado”, reconocía mientras se despedía para lograr un medio de transporte que le permitiese volver a su casa en Linköping.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha expresó ayer su condena al “ataque inhumano” ocurrido ayer en Estocolomo. El lehendakari, a través de la red social Twitter, ha reafirmado además el compromiso del Gobierno vasco “en favor de la convivencia pacífica”. Urkullu envió enviado un mensaje de solidaridad con el pueblo sueco y, en particular, con las víctimas y sus familias.

Estocolmo quedó ayer en un estado de “caos desacostumbrado”, según testigos como Edison Lucas Gutiérrez, un abuelo uruguayo que iba a buscar a su nieto a la ciudad cuando vivió el impacto del atentado. “Sentí unos ruidos difíciles de identificar, como de objetos pesados que caían, mucha gente que se para y un camión, mitad en la acera, mitad en la calle”, explicó Gutiérrez, de 64 años y con cerca de dos décadas viviendo en Suecia. “Lo que alcancé a ver desde la esquina fueron dos cuerpos sobre la calle”, relataba el uruguayo tratando de reconstruir la escena captada por sus ojos, en la que domina la imagen de “ese camión y esos gritos”.

Las autoridades suecas llamaron a la población a quedarse en casa y evitar el centro de la capital, mientras se interrumpía el transporte público, metros y trenes de cercanías. “Estamos buscando un lugar donde quedarnos a pasar la noche”, explicó este abuelo uruguayo, que vive en una población al sur de Estocolmo. - Efe