roma - Los Veintisiete países de la Unión Europea, sin el Reino Unido, proclamaron ayer su unidad y defendieron sus prioridades de cara a la próxima década, durante una ceremonia en la que conmemoraron el sesenta aniversario del proyecto comunitario y sentaron las bases de la futura UE tras el brexit.
Los mandatarios no dejaron que la anunciada salida británica del club europeo, que Londres tiene previsto comunicar oficialmente el próximo miércoles, aguara su celebración, y llegaron sonrientes y distendidos al Campidoglio, sede del ayuntamiento de la ciudad.
En el mismo lugar donde el 25 de marzo de 1957 los seis países fundadores (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Holanda) suscribieron el Tratado de Roma, embrión de la actual UE, ayer los 27 líderes (a excepción de la británica, Theresa May) renovaron su voluntad de avanzar en el proyecto euroeo, con la firma de una declaración que subraya su unidad y los ámbitos donde desean concentrar sus esfuerzos en la próxima década.
La Declaración de Roma incluyó finalmente una mención a la idea de avanzar a diferentes velocidades, aunque en tono suave para no incomodar a los países del Este, que en la última cumbre a Veintisiete, celebrada el pasado 10 de marzo, expresaron su malestar con esa idea.
“Actuaremos juntos, a distintos ritmos y con distinta intensidad cuando sea necesario, mientras avanzamos en la misma dirección, como hemos hecho en el pasado, de conformidad con los Tratados y manteniendo la puerta abierta a quienes quieran unirse más adelante. Nuestra Unión es indivisa e indivisible”, subraya el texto.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, recordó ayer en su discurso su oposición a una Europa de diferentes velocidades. “He vivido la mitad de mi vida detrás del telón de acero, donde estaba prohibido soñar con esos valores”, dijo el ex primer ministro polaco en referencia a la democracia, al tiempo que añadió que “eso era de verdad la Europa a dos velocidades”. Añadió que ayer en Roma la UE “renueva la alianza única de naciones libres iniciada hace 60 años. Entonces no se hablaba de varias velocidades”.
No obstante, también se mostró crítico con quienes rechazan ese avance a distintos ritmos. “No basta con llamar a la unidad y protestar contra las múltiples velocidades. Es mucho más importante que respetemos nuestros valores comunes, que son los derechos humanos y las libertades civiles”, indicó.
Juncker opinó por su parte que la declaración de Roma se inscribe en el debate ya iniciado con el libro blanco sobre el futuro de Europa, que perfila cinco escenarios para avanzar con el proyecto europeo.
La Declaración de Roma incide asimismo en la necesidad de garantizar la “seguridad” en la UE ante amenazas como el terrorismo, de proteger las fronteras exteriores, gestionar correctamente la inmigración y asegurar que la Unión juega un papel importante en la escena global.
Por su parte, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, consideró la “fe europeísta” de los ciudadanos de España y “el gran consenso” entre sus partidos para avanzar en la construcción europea, como la principal aportación del país al futuro de una UE más integrada. Rajoy aseguró que “España se ve perfectamente reflejada” en la Declaración de Roma. Como ejemplo, considera que al reafirmarse en ella como un valor esencial europeo el respeto al Estado de derecho y, por tanto, al cumplimiento de la legalidad, la UE avala sus apelaciones al Gobierno de la Generalitat para que no se salte la ley.
blindaje Ayer, con motivo de la ceremonia y ante la posibilidad de disturbios en las seis manifestaciones convocadas en la capital italiana por la reunión de los líderes europeos, las autoridades blindaron completamente el área que rodea al Campidoglio. Por la zona, alrededor de la céntrica plaza Venecia y habitualmente repleta de turistas, no circulaba el tráfico y no estaba permitido el paso de peatones. - Efe/D.N.
Ambiente distendido. La ceremonia incluyó bromas como la protagonizada por los primeros ministros de Grecia, Alexis Tsipras, y Polonia, Beata Szydlo, quienes sonrieron con picardía al firmar el texto, conscientes de la preocupación que causaron las reservas al texto que mantuvieron hasta última hora, corregida por cambios menores.
La misma pluma de 1957. El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, firmó el documento con la misma pluma utilizada por su homólogo Luxemburgués en 1957.
Inmortalizando el momento. Tras la ceremonia, algunos líderes se hicieron fotos con la declaración y la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, bromearon con sus firmas.