París - La negativa a presentarse a las elecciones presidenciales en Francia como solución de urgencia anunciada por Alain Juppé allanó ayer el camino del candidato François Fillon, que también se aseguró el respaldo “unánime” de la cúpula de su partido, Los Republicanos. El último capítulo de la guerra intestina entre los conservadores ha dejado a Fillon mucho más cerca de ser el aspirante de la derecha en los comicios del 23 de abril y el 7 de mayo, cuyo plazo de presentación de candidaturas se cierra la próxima semana.
Al término de la reunión del comité político de Los Republicanos (conservadores) de ayer, Gérard Larcher, presidente del Senado, anunció que se renovó “por unanimidad el apoyo a François Fillon, después de una larga discusión”.
Todo ello a pesar a la notable deserción de colaboradores dentro de la candidatura de Fillon debido a la probable imputación judicial de la que será objeto el 15 de marzo por un caso de malversación de fondos públicos en la contratación de su mujer, Penelope, como su asistente parlamentaria.
“Esta mañana, Alain Juppé ha descartado definitivamente ser candidato a la elección presidencial, lo que confirma que no había un ‘plan b’”, afirmó Fillon en una declaración realizada en el inicio del comité político de Los Republicanos y difundida por su campaña.
Juppé, alcalde de Burdeos y primer ministro francés entre 1995 y 1997, optó por no recoger el guante de una parte del partido, que le pedía que se presentarse para suplir a Fillon, y esgrimió que su eventual candidatura no lograría reagrupar al centroderecha.
Más moderado que Fillon, cuyo discurso se ha endurecido para captar votantes de la extrema derecha, o que el expresidente Nicolas Sarkozy, todavía un peso pesado de Los Republicanos, Juppé tenía, según los sondeos, buenas probabilidades de imponerse en las elecciones a los dos favoritos: la ultraderechista Marine Le Pen y el socioliberal Emmanuel Macron.
Con rostro apesadumbrado y en tono lúgubre, el regidor, de 72 años, criticó durante su declaración desde Burdeos la “obstinación” de Fillon, quien hace un mes y medio, cuando empezó a divulgarse el escándalo sobre el empleo a su mujer, había prometido renunciar si la Justicia le imputaba.
El aspirante la derecha, al que el último sondeo da como eliminado en primera vuelta de las elecciones, con un 19% de intenciones de voto, lejos de Le Pen y Macron, se aferró al apoyo de los militantes para mantener a su candidatura frente a viento y marea.
Según Fillon, que fue primer ministro durante el mandato de Sarkozy (2007-2012), la manifestación en su apoyo del pasado domingo en Trocadéro, junto a la torre Eiffel de París, fue “un tremendo éxito” tanto por su “amplitud como por su dignidad”.
“Creo que esta manifestación (se estimaron unos 40.000 asistentes) confirma la legitimidad que obtuve en las primarias de la derecha y del centro”, opinó Fillon, quien ganó ampliamente las primarias el pasado noviembre por delante de Juppé y de Sarkozy. El candidato dio además un toque de atención a los disidentes y a los que traman para presentar un aspirante alternativo.