Roma - El nuevo primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, obtuvo ayer la confianza para su investidura en la Cámara de los Diputados después de un debate parlamentario en el que señaló que su Ejecutivo durará mientras cuente con el respaldo del Parlamento. Gentiloni, que juró ayer el cargo, sustituye como primer ministro de Italia al también socialdemócrata Matteo Renzi después de que este presentara su renuncia por la derrota en el referéndum sobre la reforma constitucional del 4 de diciembre. Paolo Gentiloni, de 62 años, obtuvo la confianza por 368 votos a favor y 105 en contra en la Cámara de los Diputados y hoy se someterá a la votación en el Senado, que previsiblemente también superará, lo que le permitirá acudir con respaldo parlamentario al último Consejo Europeo del año en Bruselas, mañana jueves.

En la votación de ayer no participaron a modo de protesta los partidos Movimiento Cinco Estrellas y la xenófoba Liga Norte, que en los últimos días han criticado la formación de este Gobierno “fotocopia” del de Renzi y han pedido que se celebren elecciones generales cuanto antes.

El Partido Demócrata (socialdemócrata) liderado por Renzi había pedido el respaldo de todas las formaciones políticas para la configuración de un Ejecutivo de unidad nacional pero, tras el rechazo de buena parte de la oposición, Gentiloni ha constituido un gabinete muy similar al que tenía su antecesor, con contadas excepciones.

Durante su discurso, Gentiloni subrayó que la Constitución indica que los gobiernos duran mientras tienen la confianza del Parlamento, lo que sugiere que su Ejecutivo podría tener la intención de agotar la legislatura, que termina en febrero de 2018.

Enumeró las prioridades de su Gobierno a nivel nacional, entre ellas la asistencia a los damnificados por los terremotos que han asolado el centro de Italia y la reconstrucción de las localidades afectadas.

También puso el acento en los compromisos de carácter internacional como las cumbres europeas, la celebración del 60 aniversario de la firma del Tratado de Roma -que en 1957 fue el germen de la Unión Europea (UE)- o la próxima presidencia de Italia del G7.

Recordó que en un par de semanas Italia asume la presidencia del G7 en “un momento difícil y caracterizado por la incertidumbre también debido al periodo de transición en Estados Unidos que concluye el 20 de enero” con la llegada de Donald Trump a la Presidencia.

En clave económica, aseguró que en general “el sistema bancario italiano es sólido y que (la crisis) se está dejando atrás gracias a las medidas adoptadas en el pasado”.

preparado para el rescate No obstante, dejó claro que su “Gobierno está listo para intervenir para garantizar la estabilidad de las entidades y de los ahorros de los italianos”. El banco toscano Monte dei Paschi di Siena está asfixiado en una vasta cartera de créditos morosos y en pleno proceso de recapitalización, pues precisa captar por vías privadas 5.000 millones de euros antes de que venza el plazo otorgado por el Banco Central Europeo (BCE).

Si no lo consigue, MPS se verá obligada a pedir ayuda pública al Estado italiano para evitar la quiebra, una intervención que podría afectar a los bonistas de la entidad, que podrían sufrir pérdidas.

A nivel interno, Gentiloni prometió concluir la reforma del trabajo y las normas sobre la jubilación anticipada, y dijo que se continuará con la reforma de la Administración Pública, del proceso Penal y del Libro Blanco de la Defensa.

No olvidó tampoco la cuestión de la doble ley electoral vigente en estos momentos en Italia, una para el Senado y otra para la Cámara, y la necesidad de homogeneizar este sistema para poder celebrar comicios, un trámite en el que, opinó, “será responsabilidad de todos buscar soluciones”.