madrid - La muerte de Fidel Castro promete abrir un nuevo capítulo en la relación entre EEUU y Cuba, tras casi seis décadas de enfrentamientos que alcanzaron su momento más tenso en 1962 con la “crisis de los misiles” y que apenas comenzaron a relajarse hace menos de dos años.

Tras esa crisis que casi provoca una guerra nuclear entre el bloque soviético y el americano, llegó una etapa de deshielo que empezó durante la presidencia de Lyndon Johnson (1963-1969) y se prolongó durante más de una década.

En 1964, Fidel envió una carta a Johnson en la que señalaba que la hostilidad entre los dos países vecinos era “innecesaria”. La llegada de Jimmy Carter (1977-1981) a la Casa Blanca supuso otro paso adelante en esa dirección y se tradujo en la apertura simultánea de oficinas de intereses en Washington y La Habana, ambas ubicadas en la embajada Suiza. La salida de Carter de la escena política acabó con la luna de miel.

Ronald Reagan (1981-1989) regresó a los viejos tiempos al endurecer el embargo y alentar la hostilidad latente entre los países. Fue bajo su batuta que se creó Radio Martí, una emisora de EEUU con base en Miami que retransmite noticias en español a Cuba.

El nuevo milenio trajo aires conciliadores, plasmados en el apretón de manos entre Castro y el presidente Bill Clinton (1993-2001) en la cumbre del Milenio de la ONU en septiembre de 2000.

En 1994 se produjo otro hito importante, con la firma de un acuerdo entre EEUU y Cuba por el que Washington se comprometía a admitir a 20.000 inmigrantes cubanos al año a cambio de que Cuba detuviese el éxodo de refugiados hacia el país del norte.

La visita de Carter a Cuba en 2002 fue otro momento histórico que parecía presagiar un acercamiento, que no se materializó. Las afirmaciones del entonces secretario de Estado adjunto contra la Proliferación Nuclear, John Bolton, de que Cuba tenía un programa de armas biológicas y el hecho de que el Gobierno del presidente George W. Bush incluyese a Cuba entre los países del “eje del mal” despertó viejos rencores. El comienzo del verdadero acercamiento se produjo durante el segundo mandato del actual presidente, Barack Obama, que comenzó con la flexibilización de los viajes y el envío de remesas y paquetes humanitarios de los cubanoamericanos a la isla, en 2009, y culminó con la reapertura de las embajadas en julio de 2015.

El arresto y encarcelamiento del contratista estadounidense Alan Gross en Cuba a finales de 2009 tensó de nuevo las relaciones. Gross, acusado de actividades de espionaje, fue liberado tras cinco años de cárcel el 17 de diciembre de 2014, horas antes de que Raúl Castro y Barack Obama anunciaran por separado el comienzo de las negociaciones para restablecer las relaciones diplomáticas.

De este modo, el primer gesto de este acercamiento fue la liberación mutua de presos, Gross y un oficial de inteligencia estadounidense que llevaba casi 20 años preso en Cuba por parte de La Habana y tres espías cubanos del llamado grupo de Los Cinco que cumplían condena en EEUU por parte de Washington.

Casi cinco meses después del anuncio del proceso de acercamiento, Obama y Raúl Castro escenificaron el carácter de la nueva relación en una reunión durante la Cumbre de las Américas de Panamá, lo que precedió a la reapertura de embajadas en el verano de 2015.

A partir de ese momento, el Gobierno de EEUU ha retirado a Cuba de su lista de países patrocinadores del terrorismo, se han reanudado los vuelos directos entre ambos países, se ha permitido el envío de remesas y paquetes humanitarios y se han suavizado las sanciones económicas en algunos campos.

Pero el Gobierno de Obama, quien en marzo pasado viajó a Cuba con su familia y se reunió con Raúl Castro y con disidentes, no ha logrado el apoyo suficiente en el Congreso, en manos republicanas en ambas cámaras, para impulsar el levantamiento total de las sanciones incluidas en el embargo, algo que depende del legislativo.

el futuro del embargo La muerte de Castro abre un gran interrogante sobre el futuro de las tumultuosas relaciones entre La Habana y Washington, sobre todo a raíz de la victoria en las elecciones del pasado 8 de noviembre del magnate Donald Trump como nuevo presidente de EEUU.

Durante la campaña electoral, el polémico empresario republicano prometió revisar el acercamiento a Cuba y condicionarlo a la apertura del régimen comunista cubano y avances en materia de derechos humanos en la isla, pero acabó por prometer revertir los pasos dados por Obama.

Pero algunos analistas consideran que el magnate de los hoteles y los casinos tendrá que atemperar esa postura debido a las presiones que recibirá de parte de los empresarios estadounidenses que llevan décadas anhelando hacer negocios con Cuba. - Efe