londres - El ministro de Finanzas británico, Philip Hammond, ofreció ayer una lección de realidad sobre las consecuencias directas del Brexit para el Reino Unido, disminuyendo las previsiones de crecimiento del país para 2017, pasando del 2,2% previsto anteriormente a un 1,4%.
Para los tres años siguientes las cosas tampoco mejoran: un 1,7% en 2018, y un 2,1% para 2019 y la misma cifra para 2020. Citando estimaciones de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por sus siglas en inglés), Hammond tumbó además las expectativas de lograr un superávit presupuestario en el ejercicio 2019/2020, tal y como había fijado su predecesor en el cargo, George Osborne.
“Aunque la OBR deja claro que no puede predecir qué clase de acuerdo alcanzará el Reino Unido con la UE, su opinión actual es que la decisión del referéndum significa que el crecimiento potencial en el periodo estimado será menor”, afirmó el ministro. “Esta revisión se debe a un descenso de la inversión y a una demanda menor, que se explican respectivamente por el incremento de la incertidumbre y la devaluación de la libra”, explicó, alegando que ambos son como efecto del Brexit.
A pesar de esta predicción, con las finanzas públicas con 122.000 millones de libras menos de las esperadas para 2020, el ministro cree que la economía británica es “resistente” y pronosticó que crecerá más rápido que las de sus vecinos europeos como Francia, un hecho que les causaría una “irritación intensa”.
Hammond predijo que los préstamos llegarían a 68.200 millones de libras este año y 59.000 millones de libras en el próximo año, en comparación con el pronóstico de marzo de 55.5000 y 38.800 millones de libras, respectivamente. En su Declaración de Otoño a los diputados, Hammond explicó que no se podrá acabar con el déficit del Reino Unido en 2020 y declaró como en su lugar el objetivo será hacerlo “lo más pronto posible”.
Hammond apuntó que el gobierno liderado por May daría prioridad a “inversiones adicionales” en infraestructuras, la cual sería financiado por préstamos adicionales. Con un nuevo fondo de inversión de productividad nacional de 23.000 millones de libras, tratarán de abordar la brecha de productividad del Reino Unido respecto a los niveles de otros países.
En su intervención, también anunció la aprobación de una autopista entre Oxford y Cambridge con la que los ministros esperan que se conduzca a un “corredor tecnológico” que enlace las dos ciudades universitarias más importantes del país. Hammond rindió homenaje a su predecesor, Osborne, pero se desmarcó de su línea de trabajo fijando tres nuevas reglas fiscales: equilibrar los libros “lo más pronto posible” en el próximo parlamento, que la deuda neta del sector público disminuya en proporción al PIB.
afrontar debilidades En una de sus intervenciones más importantes desde su nombramiento, Hammond reconoció que la votación de Brexit “cambiará el rumbo de la historia de Reino Unido”, señalando como “más urgente que nunca” afrontar debilidades económicas que se presentarán a largo plazo. “Nuestra tarea ahora es preparar a nuestra economía para que sea resistente a medida que salimos de la UE y nos adaptemos a la transición que la seguirá”, dijo Hammond, haciendo una sólida defensa de la actuación de la economía después del referéndum del 23 de junio, lo que llevó a “confundir a los comentaristas en el país y en el extranjero con su fuerza y resistencia”.
Hammond reserva así hasta 412 millones de libras de fondos adicionales para ayudar a Whitehall a la salida de la UE para apagar tras las críticas de que la administración pública no puede hacer frente al Brexit. Sin embargo, el ministro pronto comenzó a esbozar que el gobierno tenía “más trabajo que hacer para eliminar el déficit”.
La OBR hizo estas previsiones en el supuesto de que el Reino Unido abandone la UE en abril de 2019, dos años después de la fecha límite del Gobierno para iniciar las negociaciones con el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Con ello, asume que los nuevos acuerdos comerciales reducirían el crecimiento de las importaciones y las exportaciones durante una década y que la migración se verá restringida. Entre los planes para impulsar la productividad económica, el ministro habló de mejoras en el transporte y la infraestructura digital con las que se garantizaría que el país tenga el “ajuste apropiado” para el “próximo capítulo” de su historia tras el Brexit.
reacciones No todos recibieron con alegría el presupuesto de Hammond, para su compañero de partido, el diputado John Redwood, “el pronóstico de crecimiento es probablemente demasiado bajo y el de endeudamiento es demasiado alto”, y además, se muestra convencido de que se mantendrá el acceso al mercado único una vez que Londres esté fuera de la UE.
Desde la oposición, el laborista responsable de Finanzas, John McDonnell, valoró su anuncio como “el fracaso de los seis últimos años” y como el gobierno conservador no había sido capaz de ayudar a los más necesitados. “Después de todos los sacrificios que la gente ha hecho en los últimos seis años, me temo que la declaración haya sentado las bases para más años perdidos”, lamentó el laborista.