Washington - El halcón Jeff Sessions, que no pudo convertirse en juez en la década de los 80 por sus comentarios xenófobos y sus bromas sobre el grupo racista Ku Klux Klan (KKK), liderará el Departamento de Justicia de EEUU. Senador durante 20 años, coincide con Trump en numerosas ideas, como la creación de una política de mano dura contra el crimen y la deportación masiva de los indocumentados que viven en el país. Para convertirse en el nuevo fiscal general, Sessions tendrá que conseguir el voto favorable de la mayoría de sus compañeros del Senado, una cámara que marcó un punto de inflexión en su vida cuando le propinó una ácida derrota en los años 80. En 1986, cuando era fiscal general del distrito Sur de Alabama, Sessions recibió una llamada del Gobierno del entonces presidente Ronald Reagan para convertirse en juez de una corte de su estado, un sueño que se frustró por las constantes preguntas de los miembros del comité judicial del Senado, controlado por los republicanos.
Durante la audiencia en la Cámara Alta, Thomas Figures, un asesor afroamericano del Departamento de Justicia, describió una conversación que tuvo con Sessions y aseguró que el entonces fiscal llegó a decir que el Ku Klux Klan estaba “bien hasta que descubrí que fumaban marihuana”. Sessions sostuvo que las declaraciones sobre los supremacistas blancos eran una broma, aseguró que sus comentarios fueron sacados de contexto pero admitió que, a veces, “deja suelta la lengua”.
Durante la audiencia, otros asesores del Departamento de Justicia acusaron a Sessions de haber llamado “desgracia para su raza” a un abogado blanco que se dedicaba a defender a afroamericanos, y también de haber llamado “antiestadounidenses” a los dos grupos más importantes de EEUU en la defensa de derechos civiles.
No logró convertirse en juez, se quedó como fiscal del distrito Sur de Alabama, luego escaló hasta la posición de fiscal general del estado, en 1997 fue elegido senador y protagonizó lo que él mismo describió como una “gran ironía” al acabar siendo parte del mismo comité judicial de la Cámara Alta que lo rechazó como juez. En el Senado, Sessions ha sido una de las voces más duras contra los proyectos legislativos que debatió el Congreso en 2007 y 2013 con el fin de abrir un camino a la ciudadanía para algunos de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que viven en el país. “Me opongo a cualquier política migratoria que haga más difícil a los desempleados encontrar empleos y más fácil a los empleadores mantener los salarios bajos”, destacó Sessions en una guía que repartió en 2015 a sus compañeros republicanos del Congreso, a los que invitaba a contestar toda pregunta sobre inmigración con esas mismas palabras. - Efe