NUEVA YORK - Conocida como Obamacare, la reforma del acceso a la asistencia sanitaria promovida por el presidente estadounidense, continuará librando una batalla por asegurar su futuro sin su principal impulsor en la Casa Blanca. La administración que salga de las elecciones del próximo martes deberá decidir si apuesta por consolidar esta gran reforma o si, por el contrario, opta por derogar la principal apuesta social del líder estadounidense durante las dos últimas legislaturas. El Obamacare, con sus limitaciones, ha sido un símbolo del último gabinete demócrata que, de consolidarse, quedará para la posteridad como un hito en la política social norteamericana.
En opinión de Vicente Palacio, el presidente estadounidense tiene en esta apuesta un motivo para sacar pecho, entre otras cosas porque ha conseguido que la sociedad asumiese la idea de la universalidad de la sanidad. “Hago una valoración muy positiva, ya que ha aumentado el número de personas cubiertas por seguro médico en más de 10 millones de norteamericanos, inaugurando nuevas fórmulas público-privadas de gestión, y ha logrado imponer la idea de la necesidad de la universalidad de la sanidad en la sociedad de EEUU”, explica el director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas.
Desde el punto de vista de Iñigo Arbiol, el Obamacare ha desatado la mayor expansión del acceso a la asistencia sanitaria en los Estados Unidos “desde la creación de Medicare y Medicaid”. “Ya se ha extendido la cobertura médica a unos 18 millones de estadounidenses sin seguro médico, a la par que se han cerrado lagunas que utilizan las aseguradoras para negar cobertura a los estadounidenses asegurados cuando se enfermaban, y se han eliminado copagos para los programas anti-tabaco, las píldoras anticonceptivas, algunos exámenes de detección de cáncer y otros cuidados preventivos”, señala el profesor de la Universidad de Deusto.
Felipe González, por su parte, recuerda que, a pesar de que desde Roosevelt se ha planteado poner en marcha un gran programa nacional de salud pública, Obama ha sido quien más empeño ha puesto. “Ha sido el presidente que con más convencimiento, pasión, debates políticos con los representantes de las dos Cámaras, esfuerzo y recursos ha intentado poner en marcha unos verdaderos cimientos del Estado del Bienestar estadounidense”, indica. El profesor de la UPV/EHU pone en valor el papel del bilbaíno Rafael Bengoa en esta reforma, si bien recuerda que de alcanzar Trump la Casa Blanca el futuro del Obamacare sería más que dudoso. - Ander Goyoaga