TOKIO. El ejército japonés se sumó hoy a las labores de búsqueda del niño de siete años desaparecido desde el pasado sábado en una zona boscosa y montañosa del norte de Japón, tras ser abandonado allí como castigo por sus padres.
Las Fuerzas de Autodefensa niponas enviaron a más de setenta efectivos para colaborar con los 130 agentes de policía y bomberos desplegados ya en el área para hallar al menor, de cuyo paradero no se tiene ninguna pista, informó la cadena pública NHK.
Las autoridades niponas han rastreado con perros y caballos un perímetro de quince kilómetros desde el punto en el que el pequeño fue visto por última vez y no han encontrado hasta ahora pistas o pertenencias del niño.
La búsqueda del pequeño fue suspendida ayer en torno a las 16:00 hora local (09:00 GMT) debido a las fuertes lluvias registradas en la zona, donde la temperatura alcanza los siete grados centígrados y que está habitada por osos salvajes.
Además, un helicóptero no pudo participar en las tareas durante toda la jornada a causa del mal tiempo, informó la agencia Kyodo.
"Aparte de la lluvia, el niño no llevaba comida. Queremos encontrarle lo antes posible", explicó a Kyodo uno de los participantes en esta búsqueda a contrarreloj.
La policía está interrogando de nuevo a los padres de Yamato Tanooka, que en el momento de su desaparición no portaba agua ni comida.
Según su relato, le obligaron a bajarse del vehículo en el que viajaba la familia por su mal comportamiento dejándole solo en una carretera a los pies del monte Komagatake, en la isla japonesa de Hokkaido (norte).
Aunque el pequeño corrió tras el vehículo, sus familiares aseguraron a las autoridades que lo perdieron de vista y que volvieron unos minutos después al lugar en el que lo habían abandonado, donde ya no se encontraba.
Los progenitores, que esperaron dos horas desde la desaparición de Yamato hasta alertar a las autoridades, denunciaron los hechos el pasado sábado por la tarde y, en un primer momento, mantuvieron que se perdió mientras recogían vegetales en el bosque.
Posteriormente, reconocieron haber abandonado al menor como castigo por su mal comportamiento, ya que había estado lanzando piedras a otros coches y viandantes durante el día que la familia pasó en el campo.