madrid - El siniestro de un aparato de Egyptair que cubría la ruta entre París y El Cairo se suma a recientes incidentes que han afectado a la aviación egipcia, que en los últimos siete meses ha sufrido un secuestro y un atentado.
La compañía Egyptair es la empresa de bandera de la aviación de Egipto. Fundada en 1932, la compañía estatal ha sido la pionera en el mundo árabe y en África. Desde 2008, la aerolínea forma parte de la alianza de aviación comercial Star Alliance, junto a Lufthansa, United, Copa, Avianca, la mayor red mundial de compañías aéreas. Su flota consta de unos 80 aviones, la mayoría de las constructoras Boeing y Airbus y la antigüedad media de las naves es de 10 años. Sin embargo, desde la Primavera Árabe, la compañía se ha visto debilitada y ha sufrido una merma del 50% de su tráfico habitual. Egyptair, lastrada por los cinco años de agitación política que ha sufrido Egipto, se encuentra inmersa en un proceso de modernización. “Hay un plan de 10 años gracias al que añadiremos nuevos aviones a nuestra flota que está formado en estos momentos por 81 aparatos de distintos tipos. Los aviones viejos serán reemplazados por nuevos. Nuestro objetivo es alcanzar los 105 aparatos en cinco años”, declaró recientemente el ahora ministro de Aviación Civil Sherif Fathi, quien presidió hasta su nombramiento la aerolínea.
secuestro Sin embargo, en menos de un año la aerolínea ha sufrido tres graves incidentes. A la desaparición del vuelo MS804 con 66 personas a bordo, hay que añadir un secuestro y un atentado en los últimos meses.
El último percance se produjo el pasado mes de marzo cuando un perturbado secuestró un vuelo doméstico que realizaba el trayecto de Alejandría a El Cairo. El avión, con 55 pasajeros a bordo y 7 miembros de la tripulación, estuvo cinco horas secuestrado por un hombre identificado como Seif Eldin Mustafa, de nacionalidad egipcia, que reclamó la liberación de las presas políticas en Egipto. Una vez aterrizado en Larnaca, el secuestrador pasó cuatro horas atrincherado y amenazó con hacer estallar el aparato. Después, fue liberando a los pasajeros y finalmente se rindió y se entregó a las autoridades. Los motivos de la acción fueron estrictamente personales.
El secuestro se produjo cinco meses después del presunto ataque a un avión con pasajeros rusos que costó la vida a 224 personas, la mayoría eran turistas que habían pasado sus vacaciones en los complejos hoteleros del Mar Rojo, una de las principales atracciones turísticas de Egipto, reivindicado por el Estado Islámico en el norte de la Península del Sinaí. Según los servicios de inteligencia rusos y estadounidenses, el siniestro estuvo causado por un artefacto explosivo que estalló en pleno vuelo. Las informaciones de la inteligencia occidental y la confirmación de los servicios secretos rusos provocaron la suspensión de los vuelos al aeropuerto internacional de Sharm el Sheij, la ciudad costera egipcia de donde despegó el aparato, entre gravísimas dudas acerca de las medidas de seguridad de las instalaciones.
A mediados de noviembre, la organización yihadista publicó en su revista Dabiq la presunta prueba del atentado: una lata de Schweppes Gold y un detonador. El IS vinculó el atentado al inicio de los bombardeos rusos sobre Siria a finales del septiembre. Las últimas revelaciones sobre la investigación citadas por Reuters indican que el artefacto explosivo llegó al avión a través de un mecánico de la aerolínea que tenía un primo enrolado en EI. - DNA/Efe/E.P.