Beirut - Una nueva tregua, acordada por Rusia y EEUU, entraría en vigor esta medianoche en la provincia de Latakia y en la afueras de Damasco en un intento de reducir la violencia en Siria, aunque está excluido el foco más caliente: la ciudad de Alepo. La Comandancia Suprema de las Fuerzas Armadas sirias se ha comprometido a disminuir su actividad en Guta Oriental, en la periferia de la capital, y en el norte de Latakia, en la costa mediterránea. El Ejército anunció que comenzará a aplicar “un sistema de apaciguamiento”, como lo denominó en un comunicado, para acabar con “los pretextos de algunos grupos armados terroristas para atacar a civiles”. La medida se implementará en Guta Oriental, principal bastión opositor del extrarradio de la capital siria, durante 24 horas y en el norte de Latakia, durante 72 horas.
La nota detalla que las Fuerzas Armadas han tomado esta decisión para proteger el cese de las hostilidades, vigente en todo el país desde el pasado 27 de febrero.
Dicho alto el fuego, que fue aceptado por el Gobierno de Damasco y la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN) -principal alianza armada-, logró un descenso de las hostilidades en las primeras semanas, pero volvieron a intensificarse en los últimos días, especialmente en Alepo. Para el portavoz de la CSN, Riad Agha, la renovación de la tregua en Latakia y Guta Oriental no supone un cambio respecto al cese de la violencia iniciado en febrero. “Nosotros seguimos cumpliendo (con la tregua de febrero), y pedimos que el régimen, Rusia e Irán regresen a ella y dejen de cometer violaciones”, apuntó Agha por teléfono.
La CSN pospuso la semana pasada su participación en las conversaciones indirectas con una delegación gubernamental en Ginebra, auspiciadas por la ONU, por el incremento de las hostilidades, la falta de acceso humanitario y la no liberación de detenidos en cárceles gubernamentales. Agha exigió que el régimen comience a aplicar medidas para resolver esos asuntos para regresar a las negociaciones.
En las horas previas a la renovación de la tregua en el norte de Latakia y en Guta Oriental apenas se han registrado incidentes en esas regiones, mientras que los bombardeos y el fuego cruzado de artillería han continuado en Alepo.
civiles atrapados Al menos once personas han fallecido por los ataques aéreos en los distritos de Al Mogair y Bab Neirab, en esa urbe, a las que se suman otras trece que han perecido por el impacto de proyectiles lanzados por facciones islámicas contra la zona de Bab al Furch, dominada por las autoridades, señaló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De esta manera, asciende a 226 la cifra de civiles muertos en Alepo desde el pasado 22 de abril, según la ONG. Este viernes volvieron a ser blanco de los bombardeos instalaciones sanitarias de la localidad, donde hubo un número indeterminado de muertos y heridos.
El portavoz de la Defensa Civil en Alepo, Jaled Jatib, precisó que una clínica, situada en el barrio de Al Marya, quedó fuera de servicio por un ataque aéreo, mientras que el centro médico del distrito de Bustan al Qasr fue golpeado por cuatro barriles de explosivos arrojados por helicópteros castrenses. Estos ataques se producen después de que hace dos días al menos cincuenta personas perdieran la vida en un bombardeo contra el hospital de Al Quds, localizado en una área bajo control opositor de Alepo, de acuerdo al último recuento ofrecido ayer por Médicos Sin Fronteras (MSF).
EEUU ha acusado al régimen de Bachar al Asad de estar detrás de esta agresión, lo que ha sido negado por las Fuerzas Armadas sirias.
Estos bombardeos contra hospitales y clínicas no han hecho más que deteriorar las precarias condiciones médicas en Alepo.
Rusia también negó ayer que sus aviones de combate sobrevolaran en los últimos días la ciudad siria de Alepo. “Durante los últimos días, las fuerzas aeroespaciales rusas no han realizado ningún vuelo sobre Alepo”, dijo a los periodistas el portavoz del ministerio de Defensa de Rusia, Igor Konashenkov, después de que un miembro de MSF acusara en medios occidentales a Moscú del ataque contra el hospital.
en busca del responsable El opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos denunció a su vez que aunque no se ha podido identificar los aviones atacantes, sólo las fuerzas armadas sirias y rusas disponen de los modelos divisados en el momento del ataque en el cielo de Alepo. Konashenkov, mientras tanto, aseguró que según información operativa de Moscú, un avión de “la llamada coalición internacional contra el Estado Islámico”, liderada por Estados Unidos, “trabajó en el espacio aéreo de Alepo tras un largo paréntesis”. A su vez, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan De Mistura, pidió a Rusia y a Estados Unidos que intervengan para reanudar el estancado diálogo entre Damasco y la oposición y apoyar el frágil alto el fuego que rige en el país árabe desde finales del pasado mes de febrero.
El cirujano Rami Kalazi, que trabaja en uno de los centros sanitarios de esta población, dijo por teléfono que no solo faltan medicinas, sino también equipamiento sanitario, médicos y personal especializado.
“Aquí quedan cinco hospitales que funcionan y cinco clínicas; los hospitales son grandes, pero respecto al volumen de población que atienden son pequeños, el más grande es el del barrio de Al Sajur y solo tiene cuatro salas de operación”, detalló el facultativo. Ante los bombardeos poco pueden hacer para protegerse. “Por la falta de recursos, no podemos habilitar salas subterráneas para resguardarnos”, indicó.
Hasta ahora, Damasco y la oposición no han sido capaces de superar las líneas rojas que se ponen unos a otros para iniciar un diálogo cara a cara. Así, mientras Estados Unidos y la oposición exigen que Asad renuncie a seguir en el futuro sobre la escena política, Rusia y Damasco insisten en que eso lo deberá decidir el pueblo sirio, con lo que dejan la puerta abierta para que el líder sirio se vuelva a presentar a unas elecciones.
Por su parte, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas prepara desde hace tiempo una resolución para llamar la atención sobre los ataques contra hospitales y otras instalaciones médicas en Siria y en otras guerras como la de Yemen.
El texto podría votarse la próxima semana, adelantó ayer el embajador neozelandés ante la ONU, Gerard van Bohemen. “Somos optimistas de que podremos tener una adopción unánime de esa resolución a principios de la semana que viene”, dijo a la prensa.