Al menos 238 personas han muerto y más de 1.500 han resultado heridas en el terremoto de magnitud 7,8 en la escala abierta de Richter que azotó en la tarde del sábado (madrugada del domingo en España) el norte de la región costera de Ecuador, y que ha causado múltiples daños materiales que aún se evalúan.

El terremoto, el mayor que ha sacudido el país en las tres últimas décadas y que ha golpeado directamente al corazón del turismo de este país, se produjo a las 18.58 hora local (3.58 hora peninsular española), en un lugar entre los balnearios costeros de Cojimíes y de Pedernales, en la provincia de Manabí y colindante con la vecina Esmeraldas, que también sintieron el impacto de las réplicas. La zona afectada es conocida por sus playas y su gastronomía, y por el avistamiento de ballenas jorobadas durante varios meses al año.

El seísmo se sintió también en las ciudades de Guayaquil, Santo Domingo, Tungurahua, Ibarra y Quito.

El vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, viajó a Manta, en la región de Manabí, una de las zonas más afectadas por el terremoto, para analizar la situación y coordinar la ayuda, según informó en su perfil de Twitter.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, de viaje ayer en el Vaticano, voló de vuelta a su país y viajó directo a Manta para recorrer las zonas más afectadas. Además de Manta, las ciudades que más daños han sufrido son Portoviejo y Pedernales, donde sus habitantes pasaron la noche buscando refugio por miedo a las réplicas. Desde el terremoto, se registraron un total de 135 réplicas, según informó el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, que localizó el epicentro a 20 kilómetros de profundidad.

Casas derrumbadas, servicios públicos suspendidos y personas fuera de sus viviendas caracterizaron la noche en estas localidades. Ya de día, el panorama era más desolador todavía con cadáveres por las calles, carreteras intransitables y personas atrapadas entre los escombros en los que se cree que se encuentran también un número indeterminado de desaparecidos.

Las autoridades trabajaban ayer para restablecer el suministro de energía en Manabí, mientras que ya se había restablecido el servicio en Jipijapa, Pajan, Puerto López, Puerto Cayo y parte de Portoviejo y Montecristi.

El Gobierno, que liberó 300 millones de dólares (unos 265 millones de euros) del fondo de contingencia para hacer frente a la situación, decretó el estado de emergencia en las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos y Santa Elena, así como el estado de excepción en todo el país.

En la costa sur de Ecuador, se desplomaron al menos seis estructuras y en todo el país, siete carreteras permanecían cortadas o con problemas de circulación.

También se movilizaron dos hospitales móviles, uno para la ciudad de Pedernales y otro para Portoviejo, y un total de 241 profesionales de la salud, entre médicos, paramédicos, y miembros de Cruz Roja de Ecuador, según las mismas fuentes.

Este terremoto que ha sacudido Ecuador es uno de los de mayor intensidad que ha registrado el país a lo largo de su historia, siendo el más intenso uno de 7,9 grados, en 1979, que afectó también a Colombia y provocó 800 muertos en ambos países.

epicentro de la tragedia La ciudad turística de Pedernales, un popular balneario de la costa ecuatoriana, era ayer el epicentro de la tragedia. En la zona había casas destruidas, gente atrapada y desaparecida entre los escombros, niños que gritaban por sus familiares y adultos que lloraban desconsolados y desolados porque vieron morir a algunos de los suyos aplastados por la caída de los edificios.

Luis Barba Menéndez, uno de los damnificados, contaba entre sollozos el “infierno” que vivió cuando la tierra tembló “como nunca” se había hecho sentir antes. “No se imagina cómo fue esto”, dijo Luis, y cortó por el llanto el relato sólo para balbucear: “Hay gente todavía atrapada, que nos ayuden, señor”. “Nos hemos quedado sin casa, pero felizmente mi familia no murió, salimos, pero el pueblo de Pedernales ha desaparecido”, añadió.

El terremoto, relató, “fue largo, fue como un viento que atormentó a todos ... A mí me tiró patas arriba”, agregó y dijo que, con su familia, como toda la población, habían pasado la noche y la madrugada “en medio de la calle, para sobrevivir”.

Luis caminaba por la calle pocos pasos, no quería separarse mucho de sus familiares, pero decía que “hay que tener valor” porque hay mucha gente bajo los escombros. Calculó “cientos” de muertos, pues dijo que “hay gente atrapada, sepultada” entre los escombros.

Ángel Dueñas, un empleado público, que acompañaba a Luis, aseguraba que la tragedia le envolvió directamente. “Tengo tres familiares fallecidos, la pérdida es cuantiosa, tanto material como de seres humanos, no hay cómo describir esto”, enfatizó Ángel que clamaba “ayuda urgente” para su natal Pedernales.

“Que vengan a rescatar a las personas que les han caído los edificios encima, se necesita equipos de rescate, ayuda rápida”, agregó con la emoción contenida en los labios.

“No hay más que decir”, concluyó, desolado por la tragedia en Pedernales, un balneario tropical en la costa del océano Pacífico, que creció en los últimos años por el turismo y la producción de camarón.

Y la tierra “no deja de temblar” en esa zona, aunque ya no es como la sacudida de ayer (el sábado para el lector), apuntó consternado.

Por su parte, el Gobierno de España no tenía ayer constancia de que algún ciudadano español hubiera resultado afectado por el seísmo. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, confirmó que tres cooperantes españoles que se hallaban en Ecuador fueron hallados en perfecto estado y se incorporaron a las labores de ayuda. - Efe/E.P.

Primer avión con ayuda. Venezuela envió el primer avión con ayuda humanitaria, el primero de un país extranjero, según informó el Twitter oficial de la Presidencia de Ecuador.

Solidaridad de la UE. La Unión Europea anunció la activación del Mecanismo Europeo de Protección Civil para desastres para evaluar el posible envío de ayuda y equipos.

Reparto de material urgente. Las autoridades ecuatorianas entregaron en un primer momento 3.000 kits de alimento, 7.600 kits para dormir, 150 kits de vajilla familiar y 10.000 botellas de agua a los damnificados.

Alerta de ‘tsunami’ desactivada. Aunque al principio el Centro de Alertas de Tsunamis en el Pacífico (PTWC) de EEUU alertó sobre la amenaza de ‘tsunami’ en varios países de la región, la amenaza se dio por desactivada.

Ayuda española. España envió ayer por la noche un avión a Ecuador con 50 integrantes de la Unidad Militar de Emergencias y con perros adiestrados para ayudar en las tareas de localización de posibles víctimas del terremoto.

Muestras de solidaridad. Mandatarios de todo el mundo expresaron su dolor y su solidaridad con Ecuador entre ellos el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, los Reyes de España, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Marc Ayrault, así como los distintos dirigentes latinoamericanos.

El Gobierno de Ecuador movilizó 10.000 efectivos de las fuerzas armadas y 4.600 policías a las zonas afectadas.