Moscú - El 15 de marzo de 2011 el pueblo sirio se levantaba en contra del régimen de Bashar Asad. Cinco años después la guerra sigue abierta, las conversaciones avanzan a duras penas y la crisis de los refugiados ha puesto en jaque a la UE y, sin embargo, algo se mueve. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó ayer, en víspera del quinto aniversario de la guerra civil, con 270.000 muertos, la retirada del grueso de las tropas rusas desplegadas en el país árabe desde hace más de seis meses.
“Creo que la tarea que nuestras fuerzas armadas y el ministerio de Defensa tenían por delante se ha cumplido en términos generales. La eficaz labor de nuestros militares ha creado las condiciones para el inicio de un proceso de paz”, anunció el líder ruso. El repliegue de las fuerzas rusas involucradas en la operación aérea contra el Estado Islámico comenzará hoy, un día después de que en Ginebra comenzara la segunda ronda de negociaciones entre el régimen de Al Asad y la oposición moderada siria.
El Kremlin explicó que la decisión de retirar las tropas fue de Putin, aunque éste la consensuó con Asad, a quien el líder ruso llamó para comunicarle que Rusia mantendrá suficientes tropas para controlar el cumplimiento del alto el fuego en vigor desde hace tres semanas. “Nuestras bases, la marítima en Tartus (puerto en el Mediterráneo) y la de aviación en el aeródromo de Jemeim (Latakia) seguirán funcionando. Deben ser defendidas por tierra, mar y aire”, precisó. A partir de ahora, destacó, “esas fuerzas, que han estado en Siria durante muchos años, deben cumplir una función muy importante de control sobre el alto el fuego y creación de las condiciones para el proceso de paz”. Asad, según el Kremlin, agradeció a su colega ruso la ayuda en la “lucha contra el terrorismo” y la asistencia humanitaria a la población civil.
Baño de sangre El domingo en París el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, estimó que desde la entrada en vigor de la tregua el EI ha perdido unos 600 combatientes y 3.000 kilómetros cuadrados de territorio. Con todo, Putin y Asad destacaron que la tregua ha reducido “el baño de sangre”, mejorado la situación humanitaria y creado “las condiciones para el inicio de un proceso de arreglo político bajo la égida de la ONU”.
Putin ordenó iniciar la intervención aérea en Siria el 30 de septiembre de 2015 a petición de Asad poco después de abogar en la ONU por crear una coalición internacional contra el yihadismo. Durante la operación, Rusia ha sido acusada por Occidente y Turquía de centrar sus ataques en las posiciones de las milicias contrarias a Asad y no en EI, y de causar víctimas civiles, hasta 4.000, algo que Moscú siempre ha negado.
“Ahora es el momento de la exageración retórica, espero que pronto entremos a tratar los asuntos centrales”, admitió ayer el mediador de la ONU, Staffan de Mistura, en el arranque de la nueva ronda de negociaciones, a las que el régimen y la oposición parecen haber acudido con posiciones irreconciliables. Cuarenta días después de una abrupta ruptura del diálogo y tras dos semanas de cese de hostilidades, Naciones Unidas ha programado tres periodos de conversaciones para fijar una hoja de ruta precisa hacia la paz mediante un acuerdo de transición política. “El plan b de las negociaciones es la vuelta a la guerra”, dijo el enviado de la ONU, que teme intentos de sabotearlas. - Efe
¿Alguien tiene un plan? Tras cinco años de combates, Siria está en ruinas y más de la mitad de su población ha dejado el país. Sufre el conflicto más cruento de los que estallaron con las revueltas incluidas en el concepto de primaveras árabes. “Si el conflicto no termina pronto, éste podría ser el fin de Siria tal como la conocemos”, sentenció António Guterres al acabar su mandato como Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), a finales del 2015. Cinco años de carnicería que ha derivado en una guerra global y nadie parece tener un plan para ponerle fin.