SEUL. Los proyectiles, lanzados de madrugada desde la provincia meridional de Hwanghae, volaron una distancia de 500 kilómetros hasta caer en el Mar del Este (Mar de Japón), según confirmó el Ministerio de Defensa de la vecina Corea del Sur.
Seúl cree que fueron misiles tipo Scud, lo que supondría la primera vez en lo que va de 2016 que el Ejército Popular norcoreano lanza este tipo de proyectil desarrollado por primera vez en la Unión Soviética hace seis décadas.
El doble lanzamiento puso en alerta a las Fuerzas Armadas de Corea del Sur, "preparadas para responder a cualquier provocación", según uno de sus portavoces.
El Gobierno surcoreano baraja denunciar el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU, ya que existen resoluciones que prohíben a Pyongyang realizar pruebas con misiles balísticos.
Mientras, China pidió una vez más moderación a las partes implicadas para evitar una escalada bélica y calificó como "muy sensible" la situación en la península coreana, en palabras de su portavoz de Exteriores.
La nueva demostración de fuerza de Corea del Norte llega después de que el pasado 3 de marzo su Ejército lanzara al mar seis cohetes de corto alcance, en ese caso con un rango de entre 100 y 150 kilómetros.
Los proyectiles son la respuesta de Pyongyang al ambiente extremadamente hostil generado tras su cuarta prueba nuclear del 6 de enero y el lanzamiento de un cohete espacial el 7 de febrero, considerado este último un ensayo de misiles encubierto.
Corea del Sur y Estados Unidos, contrarios a tolerar los avances armamentísticos del régimen de Kim Jong-un, exhiben estos días músculo militar con las mayores maniobras de su historia en suelo surcoreano, en las que participan más de 17.000 tropas estadounidenses y 300.000 del país asiático.
Los ejercicios a gran escala de los aliados, que se prolongarán hasta finales de abril, son considerados un "ensayo de invasión" por Corea del Norte, que lanzó días atrás la amenaza de un "ataque preventivo" con armas nucleares.
A la presión militar sobre el díscolo Estado estalinista se suma la no menos intensa presión financiera, en forma de sanciones tanto del Consejo de Seguridad de la ONU como de Corea del Sur, EE.UU. y Japón de forma individual.
El órgano ejecutivo de la ONU impuso duras restricciones que buscan ahogar el comercio exterior y los ingresos de Pyongyang, mientras Seúl anunció el jueves un nuevo paquete de medidas, entre ellas el veto a las transacciones con 40 autoridades y 30 entidades y la prohibición de entrada de barcos que hayan visitado puertos norcoreanos.
Como respuesta a la última ofensiva de su vecino, Corea del Norte declaró hoy oficialmente nulos los proyectos de cooperación con el Sur -si bien éstos ya se encontraban suspendidos- y anunció que liquidará todos los activos en el país propiedad de las empresas de Corea del Sur.
Así, el régimen de los Kim probablemente requisará todos los equipos, maquinaria, productos y otras propiedades de compañías surcoreanas en el complejo industrial de Kaesong y el resort del monte Kumgang, causando pérdidas que se podrían contar por centenares o miles de millones de dólares.
El complejo de Kaesong, cerrado el mes pasado por la tensión, y el proyecto turístico de Kumgang, clausurado en 2008 por la muerte a tiros de una visitante surcoreana, eran los dos mayores símbolos de la etapa de reconciliación protagonizada por las dos Coreas a principios de la pasada década.