londres - El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, hizo ayer un llamamiento a la unidad, en su esperado primer discurso en la conferencia anual de su formación, y aseguró que no intentará “imponer” sus ideas en el camino para tratar de recuperar el Gobierno en 2020. Ante las críticas que recibió por parte de figuras de peso del ala derecha del partido, que ven su programa demasiado escorado a la izquierda para optar al poder, Corbyn aseguró que aspira a que las decisiones se tomen tras un “debate abierto”.

Los anteriores líderes laboristas -Ed Miliband, Gordon Brown y Tony Blair- no se dejaron ver entre las primeras filas del auditorio reunido en Brighton, en el sur de Inglaterra, para un discurso en el que Corbyn, de 66 años, fue recibido con una larga ovación y el público puesto en pie.

A pesar de su llamada al diálogo, el líder laborista alertó de que no piensa renunciar a los principios que ha defendido durante 32 años como diputado por el este de Londres. “He luchado por los derechos humanos y me he rebelado contra regímenes opresivos, como parlamentario y antes como activista, y no dejaré de hacerlo solo por haber sido elegido líder de este partido”, declaró el líder laborista.

Jeremy Corbyn afrontó en su alocución dos de los temas que ya han provocado división: el desmantelamiento del programa nuclear británico, al que se oponen los grandes sindicatos -principales donantes de la formación- por los puestos de trabajo que se perderían, y su rechazo a eventuales ataques en Siria, un asunto que puede poner en su contra a parte del grupo parlamentario laborista. “La respuesta al trágico conflicto en Siria no puede ser simplemente lanzar unas cuantas bombas más. Creo que el reto que afrontamos es desarrollar una estrategia diplomática, en la que el Reino Unido desempeñe un papel esencial, dirigida a lograr la paz para la gente de Siria y toda la región”, afirmó.

Corbyn, de vocación pacifista, reiteró su intención de que se deje de sufragar el programa de submarinos nucleares Trident, si bien resaltó que al desarrollar ese plan “se debe asegurar que todos los puestos de trabajo relacionados con esa industria están a salvo”.

El nuevo líder laborista, que se mostró orgulloso de que más de 50.000 personas se hayan afiliado al partido desde que resultó elegido, el pasado día 12, anticipó que las críticas podrían arreciar en los próximos meses si el partido empieza a airear sus debates internos. “En ocasiones estaremos de acuerdo y en otras en desacuerdo, pero no será el fin del mundo. Pase lo que pase, el laborismo estará unido para buscar el mejor camino”, dijo Corbyn, que se declaró “convencido de que liderar significa escuchar”. Acerca del programa económico que aspira a poner sobre la mesa durante esta legislatura, Jeremy Corbyn insistió en la necesidad de acabar con la “austeridad” de los conservadores y hacer del laborismo un grupo político de “cambio” para el país.

Tras sufrir el laborismo su peor derrota en treinta años en los comicios generales hace cinco meses, Corbyn señaló que las elecciones regionales en Gales y Escocia, el próximo mayo, deben ser el primer punto de inflexión para reflotar al partido.

El laborista respondió además a las críticas desde el bando tory que acusan a sus ideas de poner en peligro el crecimiento económico. “Ellos han construido una economía desequilibrada y peligrosa para la gente, ellos son el riesgo real”, afirmó.

“¿Dónde está la seguridad para las familias que no pueden comprar una casa? ¿Dónde está la seguridad para las familias que viven de alquiler y no se atreven a pedir al propietario que les arregle los desperfectos por miedo a que les echen, y para los jóvenes que empiezan sus carreras?, se preguntó entre los aplausos de las bases del partido.

departamento del tesoro Entre las ideas del equipo de Corbyn está revisar las funciones del departamento del Tesoro, guardián de la ortodoxia, y del Banco de Inglaterra -independiente desde 1998-, para que no se centre en controlar la inflación sino que también tenga en cuenta “el crecimiento, el empleo y los sueldos”. El portavoz de Economía del partido, John McDonnell prometió la víspera “restablecer los derechos sindicales de los trabajadores y extenderlos para asegurar que participan en el futuro de sus empresas”, y abogó por modelos económicos alternativos de propiedad de las empresas por cooperativas o mutuas.

El combativo portavoz de Economía, que antes de empezar el discurso aclaró que no iba a “buscar bronca” y que se “portaría bien”, llamó a la unidad del partido al solicitar a los diputados que rechazaron servir con Corbyn que “vuelvan y ayuden” a que el proyecto tenga éxito. De todos modos, dijo, no hay que confundir “debate por división” ni “democracia por desunión”, y avisó de que este equipo representa “un nuevo tipo de política”. “Como socialistas, mostraremos nuestra competencia con compasión. Somos idealistas, sí, pero tenemos un idealismo pragmático para que se hagan las cosas, para transformar la sociedad”, afirmó, al tiempo que añadió que los laboristas siguen inspirándose “en la creencia y la esperanza de que otro mundo es posible”.